«`Supernova' ha navegado entre la planificación exhaustiva y la temeridad»
Vocal y guitarra de Kerobia y batería
El 16 de abril de 2012 Kerobia presentó desde su Facebook el proyecto «Supernova». Un disco multidisciplinar que necesitaba 750 microcréditos de 29 euros mínimo. Poco antes del 31 de junio, fecha límite, se cumplía el objetivo y la banda respiraba tranquila después de un tránsito inquietante. «Supernova» es uno de los grandes discos de la temporada. Toca presentaciones.
Pablo CABEZA | BILBO
Cuando Kerobia apostó por el sistema de los microcréditos como fórmula de financiación de su nuevo disco, los 300 primeros seguidores se acumularon con rapidez. Desde aquí comenzó un laborioso período de tiempo con luces y sombras, pero el tirón final se fue hasta los 800 entusiastas. «Supernova» se libraba de la quema e iniciaba el proceso de grabación, el diseño, las ilustraciones, el mural para trocear en mil partes únicas, el registro de usuarios, los envíos... Una locura. Los pormenores de todo esto se encuentran en el DVD que acompaña al cedé, un ilustrativo trabajo de la locura que supone grabar un disco de estas características.
Recibir un disco que ya está vendido tiene que transmitir sensaciones muy singulares.
Xabier Bandini: Después de un año de bastante incertidumbre y muchos dolores de cabeza, y una vez que los casi 1.000 «supernovakides» han recibido su pack, la sensación es de alivio y relativa tranquilidad. La apuesta que Kerobia ha realizado con el proyecto «Supernova» ha navegado entre la planificación exhaustiva y la temeridad. Supongo que es la consecuencia del modelo que hemos usado, el crowfunding. Además de ser un proyecto multidisciplinar en el cual hemos ampliado nuestro equipo artístico y hemos completado este trabajo con materias que nosotros no controlamos, la gestión de todo el proceso la hemos realizado desde Kerobia. Yo creo que, si ha esto le sumamos la sensación natural de no querer defraudar a las gente que con su aportación de dinero a hecho posible el proyecto, tenemos una mezcla perfecta para un ataque de nervios. Ha sido todo un reto para nosotros y hemos tenido que pensar muchísimo las cosas, planificarlas y, sobre todo, saber qué éramos capaces de hacer y qué creíamos que íbamos a ser capaces de hacer. Ésta es quizá la pregunta más importante que nos hemos hecho.
¿Qué ocurre en los primeros momentos de «Supernova». ¿Fue en un bar, fue descrito poco a poco, todos lo veían?
Mikel Zorrilla: El proyecto, la idea, los diferentes aspectos del trabajo no se crean y definen de un día para otro, ni alguien lo piensa y prepara de principio a fin en un momento. Es un tema de inquietudes y conversar mucho sobre cómo vemos el futuro, qué nos gustaría hacer... Al principio salen ideas desestructuradas, algunas más realistas, otras más utópicas, y algunas son pasajeras y otras van dejando poso. Por lo tanto, cuando al final, ponemos fecha para hacer una reunión para definir el futuro, las ideas no suelen ser muy divergentes. Se trata de estructurar y darle forma a ese poso que se nos ha ido quedando en la convivencia. Y así fue también en «Supernova». Lo formalizamos en una reunión, en un bar, pero sobre un poso que fue calando fruto de la convivencia. Además, en Kerobia, fruto también de esa convivencia, tenemos unos roles muy definidos de forma natural, por lo que cada uno aporta en la parte del proyecto que más valor añade. Y así se forjan las distintas patas del proyecto.
Las composiciones son como muy vaporosas, de múltiples posibilidades para arreglos, ¿cómo se ven en la cabeza y se explican, cómo es esa batalla en el grupo?
X.B.: En la composición tenía claro que la instrumentación iba a ser la clave del desarrollo de los temas. Esta vez las melodías de las voces debían ser más lineales, para así ofrecer un mayor campo a los arreglos y poder generar progresiones mucho más instrumentales, hasta el punto de que es el instrumento quien lleva línea de todo un tema. A diferencia de discos anteriores, en los cuáles presentaba a los compañeros los temas más o menos arreglados, en este he trabajado por mi cuenta. Supongo que las propuestas les cuadraban a todos y por eso no ha habido ninguna batalla; sencillamente las hemos hecho nuestras.
¿Cree que es un disco juvenil?
X.B.: Siempre y cuando el escuchante sepa dedicarle 45 minutos en silencio al disco, creo que es apto para todo ser consciente de sí mismo.
¿Y qué formación musical debe tener su oyente potencial?
X.B.: No creo que haya que hablar de formación (de cualquier tipo) en el oyente. Sino que, a mi entender, una persona que tiene una predisposición a escuchar unos temas o un mensaje en silencio, puede perderse y disfrutar de forma más plena el trabajo de Kerobia. No son palabras vacías, es que sencillamentelas canciones se han compuesto y escrito para eso y de esa forma.
M.Z.: No es necesario tener formación de ningún ámbito específico para escuchar «Supernova». De hecho, conozco a gente muy diversa que hablan muy bien de «Supernova», y, por supuesto, gente muy variada que no habla tan bien. Creo que un trabajo como este, multidisciplinar y tan amplio, precisamente brinda la oportunidad al oyente de poder agarrarlo desde diferentes asideros. Es curioso ver que, cuando a alguien le preguntas por «Supernova», algunos te responden algo en concreto de la música, otros sobre los textos, otros sobre el DVD, otros sobre el mural, pero muy pocos te hablan de forma «objetiva» del todo. Cada uno se centra en una cosa, y para él/ella, éso es «Supernova».
Los textos y las letras son esbeltas, con su toque poético hasta en lo directo, acaso misteriosas. ¿Están escritas para comprenderse o prima la estética? También son lapidarias en algunas frases.
X.B.: Los textos ofrecen un mensaje, un mensaje a veces un tanto críptico. Es quizá el trabajo donde menos prima la estética, describiendo incluso escenas francamente desagradables, y palabras que no deberían «ser» en una bonita canción. Diría más, los textos tiene cierto carácter político, y es que, lo que intentan es ofrecer una idea: el hombre estado, el desarrollo político del «yo estado». A los personajes de las historias se les fuerza a confrontaciones de valores para poner sobre relieve la no relativización de las cosas. Para subrayar que la conciencia de uno mismo, es decir, conocerse a uno mismo, puede ser la clave para el desarrollo de la persona. Mientras tanto somos salvajes. La estética es un buen vino para acompañar una buena comida.
¿Existía un «plan B» si no se llegaba a los 750 o solo quedaba aceptar la derrota?
X.B.: La verdad es que no. Sin apoyo, el proyecto no se realizaría tal y como explicábamos en el vídeo de presentación en mayo. Y, por supuesto, habría sido un varapalo importante.
¿El concepto de disco ilustrado, casi un disco libro, estaba previsto que fuera así o creció al superarse la cifra de 750?
X.B.: Para poder realizar el presupuesto del proyecto, decidir el número de packs que se fabricarían y por tanto las dimensiones del mural, todo tenía que estar bastante bien detallado. De hecho, las ilustraciones y los textos se comenzaron a trabajar antes de saber si esto iba hacia delante.
Cuando veo el DVD y observo que van llegando al barrio de San Lorentzo, con mucho trabajo por delante, me pregunto si ese era un gran día y si también lo fue el de la despedida.
X.B.: No hay otro día que vayamos con más ilusión y ganas. El proceso de grabación se dilató durante unos 2/3 meses. Y fue francamente espesa y dura. Además, entre tanto teníamos otros frentes: las otras materias del pack. Así que terminamos con la producción bastante tocados del ala, eso sí, con una excitante propuesta. La despedida de Lorentzo Records (literalmente Aitor y Marilen han compartido su casa, comida y ratos de ocio con nosotros) fue un día bastante triste.