Raimundo Fitero
Chipre
Da miedo lo que ha sucedido con Chipre. Desde Europa hacen ver que lo rescatan, pero a costa de decretar un corralito a sus habitantes, que van a tener sus ahorros retenidos en los bancos. Un horror. O sea, hay que poner las barbas, las axilas y el cogote a remojar. Situar en el mapa a Chipre no es tarea fácil. Pero el mensaje de austeridad centroeuropeo se convierte en plaga demoledora para los países con sol mediterráneo. Todo sigue igual hasta las elecciones alemanas. Mientras tanto, los países riberos del mar de Ulises van cayendo en la depresión económica absoluta. Y la tele, hablando de la novia del Francisco.
Probablemente los datos televisivos más relevante de la semana que acaba sea la falta de acierto de los predictores del nuevo papado, o como dice el cardenal de Sevilla Carlos Amigo: «Los periodistas deberían hablar más con el espíritu santo». Claro, así serían infalibles. Y por otro lado, el desembarco de Federico Jiménez Losantos en Intereconomía, en una alianza de la extrema derecha mediática para competir a golpe insulto y mentiras paranoicas con la apuesta de la jerarquía católica española, con todas sus sectas y movimientos neocatecúmenos representados y con el apoyo explícito de la jerarquía corrupta del la banda de sospechosos que gobierna en el reino de España. Pelea de gatos. La llegada de Federico a «El gato al agua», le dio una audiencia del dos y medio por ciento, más del doble de lo que venía teniendo desde la fuga de Antonio Jiménez y sus amigos a 13 TV. Seguiremos atentos a esta gatera ultra.
Pero lo Chipre es un aviso a navegantes. Las decisiones del consejo de ministros español del pasado viernes son terroristas. Jodiendo a los trabajadores mayores de cincuenta años, poniendo más difícil la jubilación. Empieza a ser insoportable. No paran. Su misión es acabar con celeridad con cualquier vestigio de justicia social, una fulminación de los derechos adquiridos. Y si pierden en Europa con una sentencia, la incumplen y se quedan tan contentos. Cláusulas hipotecarias ilegales que propician los desahucios. Y están ya poniéndose la venda antes de la sentencia sobre esa aberración llamada doctrina Parot. ¡Viva Chipre!