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hacia un proceso de diálogo en kurdistán norte

El mensaje de Oçalan apela al Estado turco a acometer su refundación

Frente a la positiva valoración con la que el Gobierno y buena parte de la inteligentsia turca han reaccionado al mensaje de paz de Abdullah Oçalan, la oposición mantiene una postura que va desde la oposición frontal a las reservas. Lo que evidencia que, más allá de repliegues guerrilleros, el giro estratégico kurdo apela a una refundación del Estado turco sobre bases nuevas que reconozcan al pueblo kurdo.

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Dabid LAZKANOITURBURU

Coincidiendo con el Gobierno turco, la mayor parte de la opinión publicada saludó el paso importante hacia la paz del mensaje del líder kurdo Abdullah Oçalan. Por contra, el movimiento panturco del MHP y los sectores kemalistas han mostrado oposición y/o reservas.

Posiciones estas últimas que evidencian que, más allá del llamamiento a un alto el fuego y al repliegue al Kurdistán Sur (Irak) de los combatientes del PKK, el emplazamiento de su máximo dirigente encarcelado interpela directamente al Estado turco y le exige un movimiento equiparable a su refundación.

Fuentes del Gobierno del islamista AKP han puesto el acento en las «omisiones» en el mensaje de Oçalan, que no evoca ni calendario para el repliegue ni habla de desarme.

Representantes en Europa del Congreso de la Democracia del Pueblo (HDK) replican que repligue no significa entrega de armas. Ello no obsta para que ratifiquen el gesto «sincero» del PKK e incluso destaquen como «muy importante» que Ankara haya reconocido de facto a Oçalan como parte negociadora. Eso sí, recuerdan que le toca al Gobierno turco «dar pasos en la democratización» del Estado y reclaman cambios legislativos que permitan a los exiliados volver sin temor a ser detenidos. «Se nos deben devolver los derechos que nos arrebataron».

Garantías de Erdogan

El primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, ha asegurado que los milicianos del PKK no serán atacados durante su repliegue, tal y como reconoce que ocurrió durante las cuatro treguas unilaterales decretadas por el movimiento desde el inicio de la lucha armada en 1984. Eso sí, y tras subrayar que los que se replieguen «podrán ir donde quieran», advirtió de que no tolerará «la legitimación del PKK» durante este proceso.

El AKP ha presentado recientemente al Parlamento un paquete legislativo que supondría la puesta en libertad de cientos de kurdos encarcelados «por lazos con el PKK».

En paralelo, en medio de un proceso de reforma constitucional, ha dado a entender que podría reconocer derechos largamente reivindicados por la población de Kurdistán Norte.

«Turcos de las montañas»

En su artículo 66, la Constitución turca, aprobada dos años después del golpe de Estado de 1980, estipula que toda persona que posee la ciudadanía turca, sea cual sea su origen, es oficialmente turca. Los 15-20 millones de kurdos (más del 20% de la población del Estado) son identificados como «turcos de las montañas» por su ubicación-procedencia geográfica.

Hasta la llegada del AKP al poder en 2002, estaba tajantemente prohibido el uso de la lengua kurda. Y la simple palabra kurdo no podría ser pronunciada en público so pena de cárcel. Hoy, los kurdos siguen sin poder aprender en su lengua en la educación pública y los alumnos son obligados a recitar el juramento de fidelidad: «feliz todo aquel que se considere turco», una cita del fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Attaturk. El AKP baraja la posibilidad de primar el término «ciudadano turco» y reconoce que «no se puede obligar a todo el mundo a hacer profesión de fe de su turquidad».

El ultraderechista MHP (15% de votos) habla abiertamente de «traición» y acusa a Erdogan y a Oçalan de estar unidos «por el islam». Augura que «pronto veremos las concesiones de la República a ese terrorista».

Principal partido de la oposición, el socialdemócrata y kemalista CHP está dividido pero hay un sector que insiste en que «no se pueden equiparar nación turca y nación kurda» y sentencia en que «imponer una nación sin identidad sería traición».

Hugh Pope, de International Crisis Group, señala por contra que «ya es hora de que Turquía entre en la era política moderna y reconozca a `sus' kurdos igualdad de derechos. Son esas reformas las que van a determinar el éxito del proceso en curso».

Desde el corazón del Estado turco, y más allá de las críticas y dudas en la oposición, destacaba ayer la cordura en buena parte de la prensa turca. «Son necesarias medidas destinadas a restablecer la confianza», señalaba Murat Yetkin en «Hürriyetdaylinews». El historiador Murat Bardakci recuerda, en el diario «Haberturk», que «una sola iniciativa no resolverá los problemas que datan de siglos». Pero la cuestión es ponerse a andar.

Turquía se exculpa de la matanza de kurdos

Una comisión parlamentaria concluyó que la Aviación turca no cometió ningún error al bombardear el 28 de diciembre de 2011 una columna de civiles kurdos, al parecer contrabandistas, que el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan confundió con guerrilleros del PKK. Las víctimas procedían de la villa de Roboski. En diciembre pasado, el Comité Internacional contra las Desapariciones presentó el caso a la Corte Penal Internacional de La Haya, calificándolo de crimen contra la humanidad y pidiendo por ello la apertura de un proceso contra Erdogan, el presidente turco, Abdullah Gül, y el responsable de Defensa, Nejdet Öz.

Para esta comisión ad hoc del Parlamento turco, «no hay pruebas concluyentes que demuestren que se trató de una acción intencionada contra civiles». Alegó que las imágenes áereas «no permitían distinguir si eran civiles o terroristas». GARA

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