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Mike Oldfield continúa exprimiendo «Tubular bells», ahora bajo el baile

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P. CABEZA | BILBO

Con solo 10 años Mike Oldfield ya escribía canciones instrumentales para guitarra acústica. Con el paso de los años, las formas musicales de Mike tornaron folk. «Tenía dos instrumentales de 15 minutos cada uno, que tocaba en los clubes de folk locales en los que iba repasando todos los estilos. Incluso desafinaba las cuerdas totalmente y las doblaba sobre el mástil y hacía todo tipo de cosas. En cuanto me daban vacaciones en la escuela, pasaba la semana entera practicando y tocando la guitarra», recuerda Michael Gordon Oldfield.

El precoz músico probó también con la música eléctrica, tocando piezas instrumentales de The Shadows en un grupo amateur. Pero su inclinación por el rock se consolida al formar parte de The Whole World, banda del fallecido Kevin Ayers. Con el ex-Soft Machine estuvo de 1970 a 1971, tocando bajo y guitarra solista. Concluida la experiencia, pasó a ser parte de la banda de acompañamiento del musical londinense «Hair», además de participar en diversas sesiones de grabación para diferentes músicos.

Con una de sus multiples colaboraciones Oldfield acabó en los estudios construidos por el ingeniero Tom Newman para Richard Branson, que en poco tiempo se iba a convertir en uno de los hombres más acaudalados del mundo gracias a Virgin y otras aventuras: vuelos, clínicas, fútbol...

Bells

En esos estudios llamados The Manor, Newman convenció a Branson y su socio Simon Draper para que permitieran que Oldfield concluyera una maqueta de la que Newman se había enamorado tan solo con los esbozos mostrados por Mike, quien llegó a tocar más de veinte instrumentos. Finalmente Virgin Records publicaría «Tubulars bells», tras comprobar que ninguna discográfica se interesaba por la aventura. El 25 de mayo de 1973 salía al mercado. La crítica quedó desconcertada con lo que escuchaba. Algo inusual, novedoso, sin etiqueta. El pelotazo fue enorme, de tal forma que «Tubular bells» le seguiría toda su vida. Tanto que hubo un «Tubular bells II», un «Tubular bells III», ya con un toque discotequero, un «The Millenium bell» y, ahora, «Tubular beats», donde el misterio del original se convierte en un disco de progresivo, no como término gestor del progresivo de los setenta, sino del relacionado con el dance.

No obstante, «Tubular beats» no se queda solo en los tubulares, ya que recurre también a diversas canciones de otros álbumes. Es el caso de «To France», de «Discovery». La canción, en realidad como el resto del disco, puede dinamizar las noches de Ibiza, pero fuera de ese entorno sus límites acaban pronto. Asimismo «To France» fue versionada por Dream Theater, elevándola a otro nivel.

«Moonlight shadow» y otras canciones oldfidianas completan un proyecto para las pistas de baile que deteriora gravemente el recuerdo y el talento de Oldfield en el año del cuarenta aniversario del original «Tubular bells».

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