Raimundo Fitero
Punto
Han comprobado cuánto tiempo tardan en recorrer todos los canales que su TDT les proporciona? ¿Se han puesto a pensar cuántas veces hacen ese recorrido en una tarde de domingo o en una noche de lunes? Yo tampoco. Ni falta que hace. Especialmente en estos tiempos en los que no acabo de saber con exactitud si debo alinearme con los preferentistas o los subordinadistas, porque estamos con aires primaverales y vamos incorporando neologismos o recuperando verbos antañones que solamente se usaban en el castellano panamericano.
Los cabreados más televisados son los ciudadanos a los que les han quitado todos sus ahorros por culpa de malas artes de las cajas de ahorros que actualmente están nacionalizadas o intervenidas, ofreciendo a su clientela más fiel e indocumentada productos tóxicos que se han bautizado como preferentes o subordinadas. Punto. No sigo. Lo que quiero decir que estos ancianos que entran en una sucursal bancaria, que acuden a una romería en Galicia, que llevan sus camisetas y sus pancartas a actos públicos de los políticos de turno están haciendo escrache, o están escrachando, y a nadie se le va a ocurrir acusarlos de kale borroka. Aunque no es raro ver cómo tienen su anti escrache, a base de fornidos elementos de la raza humana embutidos en monos y cascos para amedrentar y acosar con la fuerza a los que defienden con la palabra sus derechos maltratados y usurpados. Punto.
O sea, que una vez aprobado por todos los consultados el sustantivo escrache y el verbo escrachar, yo reivindico el verbo que usaba con genio el Mundín de la Eme, cuando alguien le molestaba más de la cuenta. Decía muy serio: «Anda velai, no me jodas más que te voy a escachar los huesos». Todos sabíamos que la cosa no iba en broma. Libre albedrío, escrachar o escachar. Lo último es lo que hacen los de la porra de manera constante en todas las latitudes defendiendo a los chorizos. Lo primero es un acto de decencia ciudadana. Pero a los del PP, tan amigos de narcos, julais y pasantes, lo de la decencia les suena a insulto. Confunden siempre sus impunidades con la ley y los derechos democráticos con el acoso a sus privilegios. Y Basagoiti es su líder. Punto.