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Raimundo Fitero

Muertes

 

El recuento de muertos en las carreteras tras periodos vacacionales son un reguero de advertencias, impericias e imprudencias que acaban en fatalidad. Cuando alguna circunstancia sobresale y aparece en los noticiarios, hay que prestar atención. En una carretera manchega hubieron dos muertes porque la crecida de un río se había llevado por delante nada menos que tres puentes de esa vía, y en uno se produjeron dos accidentes mortales, un coche, con un joven de veinticinco años, y un camión trailer, conducido por un hombre de ochenta y tres años. ¿Es edad para conducir camiones?

Uno de los hijos de este anciano conductor reclamaba ante las autoridades competentes por la dejadez, y si en un tramo relativamente corto, hay tres puentes derrumbados, algo sí debe apuntarse a la negligencia de los responsables de mantener en buen estado las carreteras. Quizás sea un cúmulo de circunstancias para que el destino llevara a dos vehículos en un momento de oscuridad, fuerte tormenta y sorpresa, hacia ese desenlace mortal.

Las muertes se acumulan en un programa de la televisión francesa llamado «Koh Lanta», para entendernos un «Supervivientes» que se realizaba en Camboya, y del que tuvimos noticia fúnebre porque uno de los concursantes, con veinticinco años, murió de un ataque al corazón. Esta muerte hizo que se suspendiera inmediatamente el programa en TF1, se emprendieron acciones judiciales para ver si había existido negligencia de algún tipo y se está en el proceso inicial por si se puede acusar a alguien de homicidio involuntario. Estas cosas son peliagudas, las investigaciones son complicadas y siempre aparecen reclamaciones más allá del esclarecimiento de la verdad.

Todo ha saltado por los aires porque el médico que atendió al fallecido, que mandó trasladarlo en helicóptero a un hospital se ha suicidado. Otra muerte que añade más tragedia a la primera muerte, que de nuevo el debate sobre estos realitys que llevan a los concursantes hasta los límites físicos y sicológicos con el fin de ganar audiencias. No se trata hoy de hacer consideraciones morales, sino de reflexionar sobre las circunstancias que encadenadas provocan muertes accidentales.