Servidora tenía ayer otro día donde el menú venía servido, una de esas jornadas donde ponerse delante de la pantalla es un ejercicio de sota, caballo, rey. Tocaba repasar las opiniones y comentarios de la noticia que copó todos los titulares y editoriales. Y como pueden imaginar, la imputación de la infanta Cristina hizo correr ríos de tinta.

Leyendo los editoriales del día, la mayoría de ellos repetían el mismo mantra y, qué quieren que les diga, que a una le termina por empalagar.

Así, las cabeceras en el país del grupo Vocento, «El Diario Vasco» y «El Correo» clonaban el titular de su editorial con el poco original recurso de una «Justicia igual para todos». Y parece que se creen ese mantra, pero si es igual para todos y todas que le expliquen a servidora dónde se ha visto que la Fiscalía Anticorrupción interpon- ga recurso y ejerza de hecho como abogado defensor de la Casa Real. Pero allá ellos con lo que crean o dejen de creer, aunque eso sí, enseñan la patita al sugerir que «doña Cristina no participó en la gestión ordinaria del Instituto Nóos».

El primo-hermano madrileño de estos diarios, el ultramonárquico «Abc», hacía una pirueta imposible y titulaba su editorial como sigue: «Con la justicia, con la monarquía». Pero de su lectura una sacó la conclusión de que frente a todo o contra todos, con razón o sin ella, están con la monarquía pase lo que pase. Se les nota preocupados: «Este es un caso que está generando un gran daño a la Corona, y no se puede poner en tela de juicio el valor de la Institución» y añadía que «la igualdad ante la Ley no puede acabar perjudicando los legítimos derechos a la defensa y la presunción de inocencia de la Infanta». O sea, que lo de iguales ante la ley, sí pero menos, vaya.

«La Razón» pisaba acelerador por el carril derecho y directamente apuntaba al juez Castro invitándole a «aplazar la comparecencia por elementales razones éticas y de prudencia» y en tono amenazante decía que de lo contrario «se habrá retratado definitivamente», o sea, que casi una condena perpetua.

«El País» y «El Mundo», tan enemigos y tan amigos, seguían con la cantinela de la igualdad ante la justicia. Y qué quieren que les diga, visto desde Euskal Herria, ese mantra empalagoso es un chiste de mal gusto.