OLASO
Sabotaje
Lejos han quedado los tiempos en los que una pintada, aunque fuera a rotulador, era objeto de los más contundentes comunicados de condena; cuando un contenedor cruzado en la calle encarnaba el peor de los males. El sabotaje causado al mobiliario utilizado para el «puerta a puerta» en Lezo no mereció ayer el mínimo reproche de «nosotros los demócratas». Quizá porque los saboteadores están entre esos «nosotros».