Decía el jueves el presidente Josu Urrutia que «no hay un manual de fidelidad», al ser preguntado sobre si el club va a implementar en sus canteranos el arraigo a la entidad en aras de apuntalar su idea de que «los jugadores que quieran estar o venir tengan al Athletic como su mayor aspiración deportiva». No la tuvo Javi Martínez, ni la ha tenido Llorente, ni la tendrá Amorebieta. Surgen ahora las dudas sobre Muniain, que el `presi' se ha apresurado a acallar. Fidelidad a unos colores, a una historia, a una forma de entender el fútbol. Por eso ya es hora de dejar de hablar de los que no quieren estar y sí de gente como Iñigo Ruiz de Galarreta, un cachorro con corazón de león, el futbolista que todo entrenador querría tener, en palabras de un técnico de la cantera que le tuvo a sus órdenes. Entregado, con ganas de mejorar en cada entrenamiento, con la cabeza sobre los hombros. A veces el club ha echado mano de sus viejas glorias para inocular en los más jóvenes ese sentimiento Athletic, cuando tiene chavales como Iñigo, de 19 años, que llegó con diez años a Lezama, ejemplo palpable de ese «manual de fidelidad». En tiempos de zozobra, bueno es enseñar los salvavidas. A ver si le vemos unos minutos esta temporada.