Salvo las ultimísimas jornadas de una temporada con los objetivos cumplidos, es difícil encontrar un partido sin alicientes. Qué decir cuando uno todavía no ha asegurado su propia supervivencia. En esas anda Osasuna, que la semana pasada se quitó un gran peso de encima reencontrándose con una victoria que, además, le permitió engordar su colchón hasta niveles de considerable comododidad, pero que no debe, ni quiere, relajarse hasta que la permanencia no esté asegurada.

Es decir, hasta no alcanzar esos 42 puntos, o incluso alguno menos según augura Alejandro Arribas, que le confirmen una temporada más como equipo de Primera. «El equipo va a estar con la misma intensidad y con las mismas ganas hasta entonces -subraya el central-. Porque hasta ese día no tendremos nada hecho. No sé si serán 42 o 40, porque se está viendo que cuesta un mundo ganar los partidos. Nosotros también venimos jugando bien pero solo hemos ganado uno de los cuatro últimos y se ve que es muy complicado ganar. Además hay muchos enfrentamientos directos y es posible que con 40 puntos valga, pero hasta que no los consigamos vamos a seguir igual».

Así que la visita del Espanyol será muy importante, sí, pero no por ser definitiva sino porque puede permitir acercarse muchísimo a la jornada en la que, sí, pueda utilizarse ese término. También porque los rojillos quieren redondear su regreso a la senda de las victorias poniendo fin a la pequeña mala racha que les persigue en el Safar, donde han encajado dos derrotas consecutivas y no han podido celebrar un triunfo desde el pasado 24 de febrero, cuando se impusieron al Zaragoza.

«La afición se merece ya una alegría -admite Arribas-. Los últimos partidos en casa no hemos estado mal, hemos estado bien, pero por fallos determinados no hemos podido sumar ningún punto. A ver si contra el Espanyol repetimos un buen partido pero, sobre todo, nos podemos llevar la victoria».

Punto de inflexión

Un punto de inflexión como el que ya supuso la visita a los periquitos, entonces colistas, en la primera vuelta. Osasuna lo afrontó en la penúltima plaza y la cabeza de José Luis Mendilibar, como recordaba ayer Arribas, pendiendo de un hilo. «Ganamos 0-3 y a partir de ahí estuvimos cinco jornadas sin encajar gol, sumando, salimos un poco y nos metimos en la pelea por la permanencia. Si no hubiésemos ganado, para empezar el míster no estaría aquí, porque creo que lo tenía un poco jodido. Y creo que nosotros estaríamos bastante peor que ahora», reconoció el zaguero, para el que el encuentro de Cornellà resultó decisivo no solo por el resultado.

«El equipo trabajaba igual que ahora -recordó-, pero no tenía esa suerte de los resultados. A partir de ahí empezó a confiar más, cada jugador empezó a confiar más en sí mismo. Cogimos confianza y el equipo supo sacar partidos adelante, supo competir en todos los partidos, que es lo más importante. Puedes ganar o perder, pero competir en todos los partidos, estar metido en todos los partidos, es lo más importante y creo que eso lo hemos conseguido».

El recuerdo de aquella jornada, lógicamente, es muy diferente en el Espanyol. Tanto que los blanquiazules no ocultan sus ganas de tomarse la revancha. «Nos hizo mucho daño -admite Joan Capdevila- y esperamos poder devolverles la moneda». El lateral -que se reconoce muy recuperado y hoy realizará una última prueba antes de decidir si viajará a Iruñea- asegura que, de cualquier manera, el equipo vendrá con la intención de «sumar los tres puntos» para acercarse también a la permanencia. O incluso algo más, aunque «tenemos que ser precavidos y saber que el objetivo principal es la salvación. Si después podemos ir más arriba, mucho mejor. Este equipo se merece terminar la temporada por lo menos sin sufrir».

Una tranquilidad que tratará de aplazar Osasuna con sus recursos habituales. «Jugamos en casa y solemos ser agresivos y dar la cara -destaca Arribas-. Si presionamos arriba, con la intensidad que le mete el equipo y con lo que está haciendo ahora, que con el balón está muy bien, puede crear ocasiones y conseguir los tres puntos».