«Los militares, los soldados, a las órdenes del mayor Tito Arias, conocido como Otto Pérez Molina (presidente del país desde enero de 2012), del general (José Luis) Quilo Ayuso y de los comandantes de las Compañías de Ingenieros coordinaban la quema y el saqueo de la gente para luego ejecutarlos», declaró Hugo Bernal ante el tribunal que juzga por genocidio de 1.771 indígenas ixiles al dictador Efraín Ríos Montt y al que fuera su jefe de Inteligencia Militar, José Mauricio Rodríguez Sánchez. Bernal, que compareció como testigo, trabajaba entonces en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército guatemalteco, en un destacamento ubicado en el departamento de Quiché.

Durante su declaración, realizada por videoconferencia, aseguró que entre 1982 y 1983 estuvo destacado como mecánico en el cuartel militar «El Pino», en la población de Nebaj, uno de los municipios que integran el llamado Triángulo Ixil, y afirmó que fue testigo de las matanzas perpetradas por las tropas comandadas por Pérez Molina allí.

Detalló que «las personas que llegaban para ser ejecutadas en el campamento (militar) llegaban golpeadas, tortura- das, con la lengua quitada, con las uñas quitadas, entre otras lesiones».

Esos días, precisó el excolaborador de las Fuerzas Armadas, el jefe de ese destacamento era el entonces mayor del Ejército Otto Pérez Molina, que en el Ejército utilizaba el seudónimo de «mayor Tito Arias».

«Sí, hubieron ejecuciones de la compañía», subrayó. «La gente era trasladada, mujeres y niños. Cuando las ejecuciones eran en `Los Pinos', eran los oficiales a cargo quienes los mataban y sepultaban clandestinamente», añadió.

«Eran órdenes que daban el mayor Francisco Marín Oliva y Tito Arias. Ellos mandaban en un jeep a los oficiales a una tienda propiedad de doña Chavela, si no a otra cantina que se llamaba `Los Tres Monitos', y en estado de ebriedad iban a hacer la ejecución en `Los Pinos'», relató.

Ni Pérez Molina ni la Presidencia se pronunciaron sobre estas acusaciones. En ocasiones anteriores, ha aceptado haber sido comandante de una base militar ubicada en el Triángulo Ixil en los años 80, pero siempre ha negado su participación en violaciones de derechos humanos durante la guerra que vivió Guatemala entre 1960 y 1996. «Son completamente falsas», señaló a Reuters. Antes del comienzo del juicio contra Ríos Montt, Pérez Molina negó a la prensa que en Guatemala se cometiera un genocidio contra las comunidades indígenas durante el conflicto armado.