La ola de violencia intercomunitaria que sacudió Myanmar se trasladó ayer a Indonesia con la matanza en un centro de refugiados de ocho budistas birmanos a manos de sus compatriotas musulmanes en venganza por los ataques de los que son víctimas sus correligionarios en su país.

Enfadados tras ver las imágenes de los disturbios de hace dos semanas entre musulmanes y budistas en Myanmar, que causaron 43 muertos entre el 20 y el 22 de marzo, veinte refugiados musulmanes del centro de detención de Medan, en Sumatra, atacaron en la noche del jueves al viernes a once budistas birmano que se alojan también en ese centro. Ocho murieron.

En el centro de detención indonesio se encontraban alrededor de 100 rohingya que piden asilo en Indonesia y once budistas acusados de pesca ilegal, según la Policía, que indicó que la riña se desató como represalia por parte de los refugiados rohingya contra los budistas por la violencia sectaria que su etnia sufre en Myanmar desde el pasado año, que ha causado más de 150 muertos y miles de edificios destruidos.

Unos 800.000 rohingya viven en Myanmar, sobre todo en el estado de Rakhine, aunque se les niega la ciudadanía al considerarles inmigrantes bengalíes.