En la 2002-2003 se perdieron ocho encuentos en El Sadar
A un partido del peor rendimiento casero de los rojillos en Primera
A los de Mendilibar todavía les restan tres encuentros en su feudo, alguno de ellos a priori bastante complicado, como es el caso del derbi frente a la Real, que está luchando por entrar en Champions.
Natxo MATXIN
Osasuna es un desconocido esta temporada en su feudo. El Sadar se ha conjurado, gracias a la iniciativa del club y la respuesta de la afición, en intentar ser una caldera para impulsar a los suyos y meter presión al rival. Ni por esas. Los rojillos están realizando una de sus campañas caseras más raquítica. Tan es así que en estos momentos están a solo un partido perdido de igualar la peor cifra en propio campo en la historia de la entidad navarra en Primera División.
Tras caer contra el Espanyol, los de Mendilibar ya acumulan nada menos que siete derrotas jugando de anfitriones, tres de ellas de manera consecutiva. Iniciaron este nefasto balance frente al Barcelona (1-2) y lo continuaron con el Valladolid (0-1), Valencia (0-1) y Granada (1-2), acentuándose todavía más la tendencia en las últimas semanas, cayendo ante el Athletic (0-1), Atlético de Madrid (0-2) y la mencionada y todavía reciente con los periquitos (0-2).
De la historia rojilla en la máxima categoría, solo hay una edición liguera en la que, disputados 16 partidos en propio feudo, se llevaban acumulados tantos encuentros perdidos como ahora. Fue en la 2002-2003, la del estreno como técnico osasunista de Javier Aguirre, precisamente el verdugo de los encarnados este pasado domingo, y en la que al equipo le costó mucho cogerle la onda a los nuevos planteamientos que trajo el preparador mexicano.
Finalmente, el total de derrotas caseras de ese año se incrementó algo más, llegando hasta las ocho, el peor resultado histórico en Primera. Lo preocupante es que en la presente campaña Osasuna todavía tiene hasta tres oportunidades para igualar semejante estadística, pues aún tiene que medirse en el estadio iruindarra ante adversarios tan peligrosos como la Real, peleando por entrar en Champions, Getafe y Sevilla.
Los números incluso podrían ser más nefastos, dado que en la 2002-2003 se obtuvieron 8 victorias y 3 empates -27 puntos-, cifras imposibles de igualar si la escuadra rojilla vuelve a hincar la rodilla ante su hinchada, dado que en estos momentos suma cinco victorias y cuatro empates, lo que se traduce en 19 puntos, bastante lejos de esos 27 mencionados.
También es cierto que, siguiendo en el apartado de puntos caseros cosechados, hubo una campaña en la que se llevaban menos sumados después de haber afrontado 16 compromisos en El Sadar. Fue en la 2001-2002, la última de Miguel Ángel Lotina al frente del equipo, en la que se acumulaban cuatro victorias y seis empates, es decir un total de 18 puntos, uno menos de los que se han reunido hasta estos momentos, además de otras seis derrotas.
Otros tiempos
Quitando estas dos campañas mencionadas, lo cierto es que no hay otras en las que, a estas alturas de competición, se firmasen gaurismos tan malos. Sí que es verdad que ha habido temporadas, bien recientes a propósito, en las que se ha acabado el campeonato con siete derrotas caseras. Sucedió en la 2006-2007, la exitosa campaña europea, y la 2007-2008, con la llegada de Camacho.
Más lejos quedan, por hablar del otro lado de la balanza, los resultados conseguidos en exitosos años que acabaron con la clasificación del equipo para disputar alguno de los diferentes torneos del viejo continente. No se puede mirar sino con nostalgia el rendimiento que, por ejemplo, mostró la escuadra navarra en la 1990-1991. Disputados 16 choques caseros, solo había perdido uno, ganando doce y empatando tres.
Los números caseros finales de esa campaña fueron magníficos: doce victorias, cinco empates y dos derrotas. El premio fue alcanzar el cuarto puesto, por detrás de Barcelona, Atlético y Real Madrid, clasificándose para disputar la Copa de la UEFA. Los frutos del trabajo continuado de Pedro Mari Zabalza y la fortaleza anfitriona que rezumaban sus onces ya comenzaron a vislumbrarse en el año anterior. La 1989-1990 acabó con 12 triunfos, tres empates y cuatro derrotas.
Idénticas cifras se cosecharon en otra campaña para recordar, la 2005-2006, en la que se alcanzó el billete para jugar la previa de la Champions. Ese año, jugados 16 encuentros en casa, solo se había caído en tres, sumando once victorias y tres empates. El paradigma de la seguridad en propio feudo se lo lleva la temporada 1957-1958. De 15 partidos caseros totales, no se perdio ni uno, se ganaron once y se empataron cuatro. Está claro que eran otros tiempos.
Los números demuestran que la fortaleza casera rojilla no es más que un tópico en los últimos tiempos. En la 2006-2007 y la 2007-2008 se encajaron siete derrotas en El Sadar, una menos en la siguiente. La presente va camino de repetir cifras.