Koldo CAMPOS Escritor
Zorionak eta eskerrik asko
El pasado lunes mi conciencia celebró su cumpleaños. Mi conciencia se llama Urrategi y Urrategi es también la vergüenza que uno va defendiendo y preservando, ese soplo vital por el que el día amanece y que, de vez en cuando, te lleva en bicicleta, te espera en la ventana o corona un paseo de la mano de dos ángeles delante o dos demonios detrás.
Urrategi es mi memoria, mi sensatez, mi equilibrio... y está de cumpleaños.
A su fuerza le debo mi constancia y a su constancia mi fuerza.
También es mi compañera, mi colega, mi socia, mi amante algunas noches, mi confidente otras, y si no digo que es mi esposa es, sencillamente, porque hace ocho años que Registro Civil de Madrid todavía sopesa si es legal el amor y conviene acreditarlo.
Había pensado en rosas pero, en mi condición de desempleado sin perspectivas de dejar de serlo, una floristería sé que sería un dispendio, y regalar a la enamorada rosas usadas, rosas de segunda mano, así hubieran sido de suave fragancia y le hubieran dado marco a la virgen morena... -y que me perdone la canción- es una vulgaridad.
Además, porque todo hay que decirlo, amo a una mujer que ama las rosas pero no por mujer sino por rosas, que no pacta consensos delante de un espejo ni denuncia al reloj por desacato, que en su memoria acuna su futuro y solo a la razón guarda consejo, una mujer a la que debo ser hoy el hombre que feliz desato.
Así que mejor le dejo esta disculpa, este público y entrañable abrazo por todos los pendientes y extraviados, y este zorionak y este eskerrik asko que también certifico a mi conciencia.