CRíTICA: «Posesión infernal. Evil Dead»
Sam Raimi dignifica y actualiza la estética de terror gore
Mikel INSAUSTI
Brillante relectura del clásico homónimo de 1.981, realizado entonces personalmente por Sam Raimi, que ahora se encarga de producir la versión actualizadora a cargo del talentoso joven cineasta uruguayo Fede Álvarez. Éste hace valer la idea de que el remake puede ser el vehículo ideal para debutar en el largometraje, siempre y cuando se sepa recrear el material original de partida de una forma inventiva. Y Álvarez apunta a la versatilidad como mejor tarjeta de presentación, ya que su famoso corto «¡Ataque de pánico!» era justo todo lo contrario de «Posesión infernal», al conseguir espectaculares imágenes generadas por ordenador para reemplazar la falta de medios por la tecnología.
En «Posesión infernal» se rinde tributo a los efectos artesanales, que llegan a ser mucho más costosos por su laboriosidad cuando están realizados con tanto detalle. Todas y cada una de las escenas de agresiones físicas son de un perfeccionismo atroz, ya sean mutilaciones, descuartizamientos, cortes, punzamientos o cualquier otra acción violenta de consecuencias sangrientas imaginable.
Pero si estamos hablando de una obra maestra del terror, no es, evidentemente, por el impacto visual de sus efectos especiales, sino gracias a la tensión interna del relato. El montaje de Bryan Shaw, junto con la escalofriante banda sonora compuesta por Roque Baños, generan una intensidad narrativa dosificada con mano firme hasta llegar a un clímax total, donde ni lo «granguiñolesco» desencaja ya.
«Posesión infernal» (2013) vuelve a procurar al espectador una experiencia única, totalmente extrema. Más aún ahora que el cine de terror ha caído en el artificio y la superficialidad que no provocan verdadero miedo. Esta producción de Sam Raimi se toma en serio la estética gore y la dignifica, no buscando el recurso fácil de la risa histérica asociada, por ejemplo, al sadismo vacuo de la porno-tortura. Quienes quieran saber más sobre el origen de esta historia en torno al libro de los muertos no deben perderse la voz de los títulos finales de crédito.