En un ambiente absolutamente cálido, con las emociones a flor de piel y el recuerdo de Iñigo Cabacas más presente que nunca, familiares, amigos, conocidos y otros muchos que, sin conocerle, quisieron mostrar su solidaridad se acercaron ayer al estreno de «Crónica de una herida abierta». Un completo documental que refleja, mediante diversos testimonios y con una exactitud casi milimétrica, las horas posteriores al partido que el Athletic había disputado con el Schalke 04, el momento de la violenta carga de la Ertzaintza, que acabó con la vida de Cabacas, y los días posteriores.

El documental, que cuenta con la colaboración de GARA, da inicio situando al espectador dentro de la vorágine festiva y la euforia que rodeaba a aquel partido, con ayuda de recortes de prensa, de testimonios de algunos amigos e incluso de palabras de jugadores del club rojiblanco como Carlos Gurpegui o Andoni Iraola.

A continuación se da paso a la parte más importante del documental, la que se refiere a las horas en las que ocurrió la fatídica carga de la Ertzaintza que acabó con la vida del joven basauritarra. Son sus propios amigos quienes relatan lo ocurrido en torno a las 23.30, cuando cayó herido Cabacas.

El encadenamiento de testimonios, coral, permite hacerse una idea precisa del momento. Se suceden los recuerdos de sorpresa, de miedo, casi de pánico, que llegan de lo más profundo. Dónde pudo esconderse cada uno, hacia dónde corrieron, cómo se dieron cuenta de que su amigo había caído, los primeros momentos de angustia, las horas posteriores conteniendo la respiración y la amargura final de la pérdida. Cabacas murió unos días después al no poder superar la herida producida en la cabeza por el pelotazo.

Laia, la primera en auxiliarle

Capítulo aparte merecen Laia y Roberto, una pareja de malagueños que aquel día se encontraban en Bilbo y que, cosas del destino, se encontraron en el callejón donde ocurrieron los trágicos hechos. Con una mezcla de amargura e incredulidad, ambos relatan el comportamiento de los agentes, los disparos cuando la situación estaba controlada, el terror colectivo. Especialmente desgarrador resulta el testimonio de la joven, la primera persona que atendió a Iñigo Cabacas cuando cayó mortalmente herido. Sin poder contener las lágrimas, Laia explica los primeros auxilios que trató de prestarle, utilizando bufandas del Athletic para intentar frenar la hemorragia.

La parte final del documental se refiere a las horas y días que sucedieron a aquella carga que sigue sin ser aclarada cuando ya han pasado 365 días. Testimonios durísimos, como el de su padre, Manuel Cabacas, quien asegura que «Iñigo estaba muerto desde el primer día». También los de los amigos, rotos por el dolor. Y las explicaciones de Rodolfo Ares, que pueden provocar indignación. El documental describe lo ocurrido, pero en el fondo también reclama que se esclarezcan los hechos y se depuren las debidas responsabilidades.

Para finalizar el acto, un miembro de la plataforma Iñigo Cabacas Gogoan recordó que su intención es que «no vuelva a ocurrir jamás» y que para eso es necesario que desaparezcan las conocidas como «peloteras». A continuación, un compañero del basauritarra ofreció su testimonio sobre la vitalidad y las virtudes de Iñigo Cabacas.

Una de las abogadas de la familia puso a los presentes al corriente de la situación jurídíca del caso, indicando que por el momento, la actitud del juez, al contrario que la de la Fiscalía o la Ertzaintza, está resultando positiva.

Acto seguido, los bertsolaris Irati Erkizia y Xabier Estiballes recitaron poemas de Joseba Sarrionandia y Manolillo Chinato, los preferidos delfallecido, al que finalmente dedicaron un bertso. La actuación del grupo vizcaino Jare, que cuenta con el tema «Zu lagun» de homenaje a Iñigo Cabacas, cerró un acto profundo, emotivo y que puso las emociones a flor de piel. Y que tendrá continuidad en estos días. Hoy se concentran sus excompañeros de trabajo y el sábado habrá una manifestación.