Hace diez años, la familia de José Couso Permuy tuvo que transformar su profundo dolor en lucha para hacer frente a la impunidad. Su larga batalla ha posibilitado que cinco militares de EEUU estén señalados por los tribunales españoles como criminales de guerra y que el caso siga abierto tras la admisión a trámite de nuevas diligencias: la petición a la Interpol de que ejecute las órdenes de búsqueda y captura y a EEUU de que tome declaración como testigo a la exsargento Adienne Kinne, que en el programa «Democracy Now» aseguró que el hotel Palestina, donde mataron a Couso, estaba catalogado como posible objetivo potencial.

¿Una década después de la muerte de su hermano José se han producido avances en los tribunales, a pesar de que la Fiscalía siga pidiendo el archivo provisional de la causa?

Es una anomalía lo que está haciendo la Fiscalía al desobedecer las órdenes del Tribunal Supremo que dos veces le ha contradicho. Primero, al decretar la competencia de la Justicia española y después al ordenar que se realicen todas las diligencias. La Fiscalía tendría que ayudar al juez cuando Interpol decide no cumplir la orden del juez Santiago Pedraz y cuando EEUU incumple reiteradamente un convenio bilateral, y no ejercer de abogado defensor de los militares estadounidenses. Claro que ha habido avances, a pesar de la Fiscalía.

¿Que el caso esté abierto es ya un avance?

No van a poder archivarlo porque es un crimen de lesa humanidad y hasta que sus responsables se sienten en el banquillo no se va a cerrar. En todo caso, sería un archivo provisional y se reabriría si hubiera una novedad. Los tres militares procesados (responsables directos del disparo que acabó con la vida de José Couso) y los dos imputados (sus superiores) seguirán presuntamente acusados de un crimen de guerra y si pisan el espacio judicial europeo se podría activar una euroorden o se podría solicitar su extradición... Quién sabe si puede pasar lo que le pasó a Pinochet.

¿Confía en que se haga justicia?

Sí. Mi batalla es contra el pesimismo. Hemos logrado algo contra el país más poderoso del mundo, que tiene 800 bases, que cambia y derriba gobiernos, que dice quienes son los «buenos» y los «malos», que asesina, secuestra y ejecuta extrajudicialmente... y es que diez años después el único caso abierto en el mundo contra militares estadounidenses por crímenes de guerra lo mantenemos abierto nosotros. ¿Justicia? La estamos logrando. ¿Que algún día sean detenidos los cinco procesados e imputados? Quién sabe. Quién les iba a decir a las «locas» de la Plaza de Mayo, como las llamaban los asesinos argentinos, que tres décadas después iban a lograr la condena de más de 80 criminales de guerra. Como dice un viejo poema: «No te des por vencido ni aún vencido».

Usted ha afirmado que el olvido es dar paso a la impunidad. ¿Cómo evitarlo?

Con la memoria. Los asesinos quieren que olvidemos, y con el olvido se produce la impunidad.

¿Cree que el caso de su hermano ha caído en el olvido?

Está absolutamente presente, más de lo que les gustaría a sus asesinos o a los dos gobiernos españoles que no solo hicieron caso omiso sino que incluso conspiraron contra un ciudadano que debían tutelar.

¿Cuál ha sido la actitud de los gobiernos españoles?

Es un problema de génesis del Estado español. Desde el fin de la dictadura hay una sumisión absoluta a los intereses atlánticos de EEUU y los gobiernos españoles no se comportan como una nación soberana sino como un protectorado, una colonia. La única forma de que esto cambie es que la ciudadanía, algún día, ponga al mando de la nave a personas que crean en la soberanía y la independencia del país.

¿Qué se buscaba con el ataque al hotel Palestina?

Fue el final de un mensaje. Antes atacaron Al-Jazeera y la televisión de Abu Dhabi, que estaban en otros edificios, y luego la planta 15 del Hotel Palestina, donde estaba Reuters. El mismo batallón de la misma división realizó los tres ataques contra las tres señales independientes en directo. Buscaban el apagón informativo, que no se viera la entrada de los tanques en Bagdad, y lanzar un aviso a la prensa que no estaba empotrada. Su diseño informativo buscaba tener controlada la información a través de los periodistas empotrados y al no conseguirlo decidieron resolver la situación.

¿Consiguieron su objetivo?

Por desgracia, sí. Más de 400 periodistas han sido asesinados en Irak (casi todos árabes) y se ha conseguido que el periodismo de guerra sea cada vez peor. Se ha instaurado el empotramiento, da igual el bando. Ahora en Siria, como antes en Libia, los periodistas están empotrados con los rebeldes, no hay un equilibrio.

Se opone frontalmente a quienes se refieren a la muerte de José como un accidente laboral.

Si te matan para que no puedas desarrollar tu labor, que es informar, no es un accidente laboral. No fueron directamente a por mi hermano José, aunque le tocó la pedrea cuando atacaron un edificio especialmente protegido, ya que estaba en la planta inferior a Reuters y fue alcanzado por la metralla. Los estadounidenses sabían perfectamente que eran civiles. En las guerras no vale la ley del más fuerte aunque sea lo que se impone, porque hay unas leyes que definen una muerte en combate y un asesinato.

Algunos cables filtrados por Wikileaks desvelaron la actitud servil del Gobierno español respecto a EEUU. ¿Les sorprendió?

Sabíamos que había una interferencia, pero no que fuera a ese nivel. Nunca sospechamos que una vicepresidenta, varios ministros, el Fiscal General del Estado, algún fiscal y juez de la Audiencia Nacional se reunieran para asesorar a la Embajada de otro país.

Cuando se conocieron esas reuniones, ¿hubo algún cambio de actitud por parte del Gobierno?

Intentó minimizar el golpe mientras trataba de impedir que el juez Pedraz viajara a Bagdad. El ministro de Justicia de turno, (Francisco) Caamaño, trató de reunirse con nosotros, pero le dejamos plantado y fuimos a concentrarnos a Ferraz. La actitud del PP es horrorosa, pero el PSOE jugó con nuestros sentimientos, nos utilizó cuando estaba en la oposición, nos mintió y luego conspiró abiertamente.

Ha viajado varias veces a Irak. ¿Cuál ha sido su experiencia?

He encontrado un pueblo maravilloso que vive en el infierno. Un país dividido confesionalmente con enfrentamientos diarios y atentados indiscriminados, y sus infraestructuras sin reconstruir. Saddam era irrelevante, lo relevante era la revolución republicana que dentro del panarabismo formó una clase profesional, impulsó los derechos de las mujeres y creó una sociedad mucho más rica de lo que nos cuentan los estereotipos racistas que nos vende la prensa occidental.