Sobre autoexclusiones
Iñaki IRIONDO
Los prolegómenos y el arranque de la Ponencia de Paz y Convivencia resultan esclarecedores, no solo sobre la posición actual de los partidos, sino también sobre lo ocurrido en la legislatura pasada. Sus impulsores definieron aquella ponencia como abierta, intentando vender que si la izquierda abertzale no participó, aunque fuera como invitada, fue porque se autoexcluyó. Entonces lo dijimos algunos y ahora está a la vista de todos que si la izquierda abertzale hubiera hecho el mínimo ademán de tomar parte en las reuniones, la ponencia ni se hubiera creado.
Aquella ponencia redactó unas conclusiones deprisa y corriendo -que ni siquiera fue capaz de presentar y defender públicamente- cuyo único objetivo era marcar los trabajos de esta legislatura, para la que ya se adivinaba un cambio sustancial de la correlación de fuerzas. Como apuntaba ayer mismo el coordinador de Atención a las Víctimas del Gobierno autonómico, Txema Urkijo, ese texto constituye «un nivel de exigencia». ¿Exigencia para con quién? Evidentemente para EH Bildu. Sucede, sin embargo, que la coalición independentista ha sorteado con habilidad los obstáculos y finalmente es el PP quien se autoexcluye de la ponencia.
Con su decisión, y vistos los precedentes, el PP pretende que los trabajos iniciales de la ponencia sigan centrados en que PNV y PSE pongan a examen a EH Bildu. Es una estrategia inteligente. De esta forma, el debate no se centrará en la función obstaculizadora que el Gobierno español está teniendo en la resolución del conflicto, y a nadie se le ocurrirá, por ejemplo, que el Parlamento retome un papel protagonista en la exigencia de otra política penitenciaria, como hizo en 1997. Frente a la maniobra del PP, en manos del PNV y del PSE está darle la razón o darle la vuelta.