Joseph Kosinski es un cineasta del que no se conoce aún lo que puede dar de sí, ya que debutó realizando para Disney la película de encargo «Tron: Legacy», que era un remake del irrepetible clásico de 1982, que la compañía del tío Walt piensa seguir explotando, a poder ser de nuevo con la dirección de Kosinski. Por el contrario, «Oblivion» es una obra muy suya, que empezó a escribir y existía como proyecto desde el 2005. Disney nunca se quiso arriesgar con ella, por lo que el autor acabó vendiendo la película a Universal, con el respaldo de Tom Cruise y su interés por protagonizarla.

Para hacer su viejo sueño realidad, Kosinski ha contado con un presupuesto calculado en alrededor de 12o millones de dólares, que ha invertido en desarrollar técnicas de filmación propias, inspiradas en las utilizadas por Stanley Kubrick en «2001: Una odisea del espacio». Ha construido decorados y colocado a los actores sobre proyecciones de imágenes del cielo rodadas en Hawai. Ha sido rodada con la nueva cámara digital Sony F65, que da el máximo de resolución conocido hasta ahora y que permitirá su proyección en salas IMAX.

Si para su ópera prima se atrevió con la música electrónica de Daft Punk, aquí hace otro tanto con la de M83, pero haciendo orquestaciones para las composiciones del francés Anthony González. La fotografía es obra del oscarizado Claudio Miranda, con el chileno trabajando a plena luz, gracias a que Kosinski ha querido sacar a la ciencia-ficción cinematográfica de la oscuridad con un historia ambientada de día. La idea le viene de su pasión por clásicos del género como «El último hombre vivo» y «Naves misteriosas». La suya es también una historia de supervivencia en el futuro de un planeta tierra desolado, con los últimos habitantes refugiados bajo la superficie, mientras el resto ha colonizado la luna y ejerce el control desde allí.