Sahara «enfrenta» a los aliados Marruecos y EEUU
La propuesta de EEUU para que la misión de la ONU en Sahara, la Minurso, sea autorizada para monitorizar la situación de los derehos humanos e investigar las violaciones que se producen -que su gran valedor, el Estado francés no va a vetar-, aparentemente ha tensado las relaciones con Marruecos. Además de llamar a una «movilización general», el reino alauí ha suspendido las maniobras militares conjuntas con las tropas estadounidenses, las mayores del continente africano. Desde la anexión y colonización del Sahara que siguió a la Marcha Verde de 1975, Marruecos siempre ha considerado esta cuestión como algo «sagrado», con las vastas minas de fosfato y la explotación pesquera que controla desde entonces ha comprado muchas voluntades y el silencio cómplice de la comunidad internacional que le han permitido seguir con la limpieza étnica. Condenó a vivir en campamentos del desierto a miles de saharauis como refugiados y pretendiendo perpetuar la terrible injusticia que padece el Sahara, un pueblo que resiste a una política que lo condena a la extinción.
La decencia lleva tiempo en suspenso en el caso saharaui, demostrando cómo la diplomacia, en muchos aspectos, ha sido un negocio moralmente corrupto. Sería deseable que el mandato renovado de la Minurso revierta esa tendencia, pero es aventurado afirmar que eso ocurrirá.