La jueza Carol Patricia Flores, titular del Juzgado Primero A de Mayor Riesgo, dio el jueves una bocanada de aire al dictador guatemalteco José Efraín Ríos Montt, al anular el juicio que comenzó hace veinte días por genocidio y crímenes de guerra por la muerte de 1.771 indígenas ixiles a manos del Ejército guatemalteco en al menos 16 matanzas colectivas. El semblante de Ríos Montt cambió de manera radical, pasando de serio y tosco a sonriente y jovial, al escuchar la decisión de la juez, que basó su fallo en la potestad que le concedió la Corte de Constitucionalidad, máximo tribunal del país, de enmendar los reparos procesales planteados por la defensa.

Edgar Pérez, abogado de la Asociación Justicia y Reconciliación, uno de los querellantes, dijo que al dejar sin efecto todo lo actuado, la juez «está poniendo en un estado de indefensión a las víctimas», que llevan más de 30 años sin que el sistema les haya respondido.

La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala de la ONU denunciará por prevaricación a Flores. Los jueces del juzgado que lleva la causa resolvieron asimismo suspender temporalmente el procedimiento a la espera de que la Corte de Constitucionalidad decida.