GARA > Idatzia > Kultura

Karlos osinaga | componente de lisabö

«Hoy es nuestra despedida, pero todo queda abierto. Hasta nosotros quedamos expectantes del futuro»

Lisabö despide hoy su gira «Animalia lotsatuen putzua», último disco de la banda de Irun, en Kafe Antzokia de Bilbo. No solamente concluyen dos años de gira, sino que se toman un tiempo indefinido hasta retomar el camino. Mientras tanto, y sin que ellos sean conscientes, en este año el actual sexteto cumple quince años de sugerente y pasional actividad.

p051_f01.jpg

Pablo CABEZA | BILBO

Uno de los posibles planes musicales para esta noche pasa por Kafe Antzokia de Bilbo, donde un grupo de Irun compuesto por dos baterías, dos guitarras y dos bajos repasará más de una década de grabaciones, con «Animalia lotsatuen putzua» como eje.

Es la noche del miércoles 24, Karlos Osinaga, conocido popularmente como «Txap», llega a casa después de una tarde de ensayo. Toca el bajo, la guitarra, produce, técnico de sonido en los estudios de Bonberenea, miembro del colectivo Bidehuts, desde donde editan/autogestionan, y «amo de casa», ya que le interrumpimos plegando camisas. Sonríe, no niega nada, vuelve a sonreír y comenzamos a charlar sobre qué pasará después de la gira, cuál es el plan, si la pausa se debe a la preparación de un nuevo álbum. «La trayectoria del día a día de Lisabö siempre ha sido incierta. Planeamos cosas, no voy a decir que no, pero somos lentos por naturaleza y después todo se retrasa. Lo mismo dentro de una semana realizamos un ensayo, pero no te lo puedo asegurar. Todo queda abierto. Te diría que hasta nosotros mismos quedamos expectantes del futuro»

O sea, que el plan es que no hay plan. «Se podría decir que es eso. Hemos planeado con cierta lógica la gira y nos hemos puesto unas fechas para que esto no se eternizara, y lo cumplimos: hoy es nuestra despedida tal y como lo habíamos estructurado». Tampoco son unos críos que comienzan, por lo que cabe imaginar que también transportan sobre las costillas las tareas que la vida cotidiana alberga. «Es cierto. Ocurre en todas las casas. La vida se va complicando con los años en especial en cuanto al ocio disponible, y digo lo del ocio porque nosotros no somos profesionales ni lo hemos querido ser».

No obstante resulta raro que en el año del quince aniversario de la banda concluya la gira sin una celebración o un detalle de futuro. Tras nuestra reflexión, Osinaga adopta un gesto de incredulidad, algo así como «qué me estás contando, ¿quince años?». Titubea, se repone, responde desarmado: «La verdad es que ni nos hemos dado cuenta. Somos un poco desastre». Una ventisca de risas concluye con el el cumpleaños del silencio.

Karlos es un currela. Dedica su tiempo al grupo, lleva su vida, y trabaja en los estudios de grabación de Bonberenea, cuyo sello, Bonberenea Ekintza, celebró el año pasado su décimo aniversario. Quizá este parón (que deseamos sea lo más breve posible) aún le permita centrarse más en sus tareas de grabación y producción. «Centrarse siempre viene bien, cambiar de una tarea a otra resulta oxigenante, pero siempre me ha gustado la acción».

Los discos de Lisabö siempre han contado con la reverencia unánime de la prensa especializada. Quizá se pueda pensar que en Euskal Herria la competencia no es muy fuerte y que destacar es sencillo a nada que el cerebro funcione un poco más allá de lo común. Pero que «Ezlekuak» (2007) o «Animalia lotsatuen putzua» (2011) hayan conseguido en la prensa española calificaciones máximas, amplía el certificado local y lo valida, por explicarlo gráficamente. Con todo, cabe preguntarse si esto no resulta frustrante al no revertir en dinero, dicho con toda crudeza, ya que la moneda permite vivir, comprar instrumentos... «Entendería la cuestión si habláramos de otros grupos, pero nosotros hacemos esto por placer. Si nos dan una palmadita en la espalda, pues muy bien, sin más».

La sencillez de esta banda hunde el corazón. Han recibido piropos como para hinchar el ego hasta el sol, tanto por sus discos como por sus directos; sin embargo, se empeñan en puntualizar que no se tienen por buenos músicos, ¿nos engañan, guardan un secreto? «Yo no sé cuál es ese secreto del que hablas. Si lo supiera lo aplicaría a la vida. Siempre digo que es mejor parecer que ser -dicho con cierta ironía-. Quizá el término medio sea lo más adecuado. Otra cuestión es qué transmites al oyente y cómo. Le he dado vueltas al asunto, pero no he llegado a ninguna conclusión contundente», sentencia entre una buena carcajada.

En la actualidad Lisabö está funcionando con Karlos Osinaga, Iban Zabalegi, Eneko Aranzasti, Javi Manterola, Xabi Zabala (también con su proyecto Sacco) y Joseba Ponce (ex-Dut, ex-Kuraia), que comenzó colaborando con una canción, después con dos, con tres, y «ahora es uno más».

La inusual propuesta, la tensión de su repertorio, la bestia que nace en ellos con cada concierto, la despedida, la energía que expelen, el nebuloso mundo sonoro que se cruza en el escenario, sus cuerpos curvados, el ruido del corazón al ampli, su independencia, su generosidad, talento... confirman que esta es noche de concierto con Lisabö.

 

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo