Contra toda evidencia, más de lo mismo
Ni los graves daños para la gente y la economía, ni los escalofriantes datos del paro, ni la realidad socioeconómica que hace añicos todas las previsiones ni los indicadores de consumo, crédito y producción industrial, nada altera el paso del Gobierno del PP. Con su imperturbable cinismo, como acostumbra a hacer tras el Consejo de Ministros de los viernes, administra las dosis, amplia plazos o acelera «reformas estructurales», pero sin temblarle el pulso y, pase lo que pase, sigue con la misma política económica. Los datos y las evidencias económicas son tan desastrosos que ignorarlos o negarlos parece un ejercicio imposible desde un mínimo de decencia y honradez intelectual. Pero para el PP, la austeridad es fetichismo y la política de recortes sin fin, más que a una cuestión económica, responde a una ideología llevada a su expresión más ortodoxa, impermeable a la realidad, insensible ante sus consecuencias, que nunca se equivoca.
Solo así se entiende su apuesta por el doble o nada: si la política de austeridad hace aguas, condena a millones de ciudadanos y lleva la economía a ser menos competitiva, justa y sostenible, lo que se necesita es más austeridad. Poco importa que con la política de recortes y más recortes se erosionen los servicios públicos, crezcan más las desigualdades y la pobreza o la ruptura social sea mayor, siempre le queda un último refugio: se ha hecho lo que se tenía que hacer y ahora le toca a las fuerzas del mercado impulsar una recuperación que será «cuestión de tiempo».
La realidad, sin embargo, es terca y los datos son irrefutables, revelan un desastre sin paliativos. El PP seguirá subiendo la apuesta, haciendo oídos sordos, enrocado en su política doctrinaria, adorando la «religión» de la austeridad. No es un simple problema de incompetencia de un Gobierno. Tampoco se limita al debate recortes sí o recortes no. Madrid ha puesto el futuro de este país y de sus gentes en juego. Ahora es el momento de dar relieve a una alternativa radical a esa apuesta.