El fuego mató en la madrugada de ayer a 38 personas en el incendio ocurrido en un hospital siquiátrico de la región de Moscú, tragedia que volvió a poner en entredicho las medidas de seguridad en Rusia.

Más de una hora tardaron los bomberos en llegar al lugar del siniestro, mientras casi todos los pacientes, sin capacidad de reacción por la fuerte medicación que recibían, se quemaban en sus camas, revelaron las autoridades. Tras rescatar todos los cuerpos del lugar de la tragedia, los investigadores constataron que al menos 29 de los 38 cadáveres quedaron carbonizados, mientras que el resto fueron hallados con signos de muerte por inhalación de humo, según las agencias rusas. «Todas las víctimas fueron halladas en sus camas, incluso las dos enfermeras. No había nadie en los pasillos», afirmó Yuri Deshévij, del Ministerio para Situaciones de Emergencia.

La ministra de Sanidad, Verónica Skvortsova, ordenó ayer mismo revisar los protocolos de evacuación en los centros siquiátricos y realizar simulacros para comprobar su eficacia. El presidente Vladimir Putin también pidió una investigación.