segundo empate consecutivo
Dos caras diferentes para continuar sumando
Los rojillos controlaron al Rayo y se pusieron por delante durante el primer tiempo, pero se vieron muy desbordados tras la reanudación. El cuadro navarro volvió a sacar partido de las jugadas a balón parado.
RAYO VALLECANO 2
OSASUNA 2
Natxo MATXIN
Tacita a tacita. Como el popular anuncio cafetero, Osasuna sigue sumando, aunque más despacio de lo que quisiera su afición. Lo valioso del punto conseguido en Vallecas se definirá según lo que ocurra a lo largo del fin de semana con sus rivales. Los rojillos fueron de más a menos, con una primera mitad en la que estuvieron pletóricos aguantando a un Rayo de mucha calidad y una segunda en la que se vieron desbordados hasta que lograron enmarañar el partido.
Para llevar el choque a su terreno, y como cabía prever, Mendilibar puso en liza un trivote, en el que sorprendió por el dibujo de este y, sobre todo, por su composición. En el triángulo invertido que diseñó el técnico rojillo, Raoul Loé ocupó la posición más retrasada, mientras que en los dos puestos por delante del futbolista francés se desenvolvieron Silva y la novedad del once, Timor.
El valenciano no jugaba de inicio desde el choque contra el Málaga de la primera vuelta, después de pasarle factura la tontería que hizo hacia su propio público tras convertir un penalti frente al Levante como respuesta a los silbidos que había recibido. No fue la única variación inesperada, ya que Kike Sola se quedó en el banquillo y Nino se ocupó de la difícil tarea de enarbolar la punta de ataque osasunista.
La consigna desde el inicio fue clara: asfixiar la salida de balón vallecana. A los rojillos les costó al principio conseguir el objetivo, hasta el punto de que encajaron muy pronto. Para el minuto 7 ya estaban por detrás en el marcador, fruto del endeble marcaja de Nano a Lass. Clave fue la rápida reacción navarra, pues un minuto después ya había igualado la contienda y, poco después, incluso se ponía por delante.
Ambos goles fruto de sendos corners, lo que devolvía al equipo la autoestima a balón parado, tan alicaída en las últimas jornadas. Tres tantos en trece minutos no es algo que se vea todos los días, pero lo que parecía un chorreo de oportunidades se fue tornando en un encuentro más táctico. En ese sentido y hasta el descanso, los de Mendilibar supieron marcar el ritmo que más les convenía.
Los rojillos, desbordados
Sin embargo, el paso por vestuarios varió el panorama de manera radical. Jugándosela al todo por el todo, Paco Jémez quitó un central buscando ganar la superioridad en el medio campo y consiguió tal objetivo. A base de buenas triangulaciones y buscando las bandas, los franjirrojos acogotaron a Osasuna que, infiel a sus creencias, dio varios pasos atrás hasta parapetarse en propio campo, alternativa destructora a la que los de Mendilibar no están acostumbrados.
La incomodidad rojilla se fue transformando en ocasiones locales, unas veces marradas, otras sesgadas por la defensa y alguna que otra frenada por las intervenciones de Andrés, que volvió a estar muy entonado en un tiro duro y raso de José Carlos (m.2). La escuadra navarra sufría y asomaba en el horizonte que poco le iba a durar su exigua ventaja en el marcador.
Como ante el Betis, la línea zaguera volvió a fallar en otro balón en profundidad y Piti colocó la igualada. No era lo peor, pues quedaba media hora por delante y parecía mascarse la tragedia. Ahí apareció el Osasuna con oficio para volver a trastabillar el choque y arrancar un punto que puede saber a gloria.
Quizás hubiese sido demasiado premio, pero Masoud dispuso de una inmejorable ocasión inmediatamente después del 2-2. En su mano a mano con Rubén, el iraní estrelló el balón en el cuerpo del guardameta rayista.