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ANÁLISIS | Dilema en la Unión Europea

Políticas anticrisis, políticas de crecimiento

Los autores del análisis desenmascaran a quienes se obcecaban con la austeridad y ahora se han subido al carro de exigir políticas de crecimiento. Abogan por la expansión en el gasto, pero siempre que el objetivo se centre en el crédito productivo. Lo que realmente se esconde detrás de los recientes planteamientos del Gobierno español y la oposición es una estrategia dirigida a que los costes de la crisis sean asumidos por Europa.

EKAI Group

La confusión que durante los últimos años se está creando alrededor de lo que se viene denominando como «políticas de crecimiento» es preocupante. De pronto, frente a las políticas de austeridad, todo el mundo parece estar de acuerdo en que estas políticas son erróneas y que, frente a ellas, son necesarias «políticas de crecimiento». Incluso los propios promotores de la austeridad, como el actual Gobierno español, manifiestan ahora la necesidad de compaginar la austeridad presupuestaria con una estrategia expansiva de crecimiento en Europa.

Por supuesto, especialmente en una situación de crisis económica, y con cifras de desempleo más que preocupantes, manifestar que se está a favor del crecimiento es tan fácil que, con frecuencia, equivale a no decir nada. Trasladar a la población que, en lugar de ajustes y recortes presupuestarios, de reducción de prestaciones y aumento de impuestos, lo que hay que hacer es crecer y crear empleo es demasiado fácil.

Sobre todo porque las propuestas que se esconden detrás de esta terminología son dispares y, con frecuencia, contradictorias entre sí.

A medio plazo, todas las políticas anticrisis se consideran a sí mismas como «de crecimiento». Las estrategias de austeridad pretenden conseguirlo mediante la recuperación de la competitividad de la economía, aunque para ello, a corto plazo, tengan que imponer sacrificios a la población a través de la reducción del gasto público o del aumento de los impuestos. Las estrategias, digamos, keynesianas, intentan recuperar el equilibrio económico a través del impulso público de la demanda.

Ambas estrategias se han ensayado en Europa, hasta ahora sin éxito. La estrategia expansiva keynesiana durante los años 2008 y 2009, y la estrategia de austeridad desde el año 2010.

Una primera interpretación de qué es lo que se propone detrás de las actuales propuestas de impulsar «estrategias de crecimiento» parece que sería, en estados como el español, la vuelta a las políticas ya aplicadas en estos países -y fracasadas- durante los dos primeros años de políticas anticrisis.

Sin embargo, sorprendentemente, nada se debate en el Estado español sobre las posibles ventajas e inconvenientes de las políticas desarrolladas durante los años 2008 y 2009. No hay ni siquiera un debate político al respecto. La razón esencial es que, lo que realmente se esconde tanto detrás de los recientes planteamientos del Gobierno como de los de la oposición no es en realidad un debate entre políticas de austeridad y políticas de crecimiento, sino una estrategia dirigida a que -de ser posible- los costes de la crisis no sean asumidos por el Estado sino por Europa.

Solo así se entiende la permanente confusión de planteamientos entre quienes quizás proponen la vuelta a políticas de gasto expansivas similares a las del Gobierno de Zapatero y quienes plantean directamente la necesidad de que el Banco Central Europeo (BCE) asuma estrategias más expansivas que las seguidas hasta ahora.

Si en algo coinciden estas estrategias «de crecimiento» es en una excelente valoración de las políticas «expansivas» desarrolladas en Estados Unidos por los gobiernos de Bush y Obama.

Pero la realidad de lo sucedido en USA durante estos años es, ciertamente, más compleja. Las políticas del periodo de Bush fueron claramente expansivas, tanto desde la perspectiva presupuestaria como monetaria. Las políticas de Obama, claramente expansivas en el ámbito monetario, están siendo crecientemente restrictivas «o de austeridad» en el terreno de las políticas presupuestarias.

Puesto que las políticas monetarias europeas también han sido claramente expansivas, lo que puede decirse en realidad es que las políticas USA han sido hasta ahora más expansivas que las europeas.

Valorar positivamente las estrategias expansivas USA exclusivamente en función de la evolución del Producto Interior Bruto de Estados Unidos y de la Unión Europea durante estos dos años es, por supuesto, fácil, pero carece de sentido. Esta diferente evolución es algo conocido previamente. Las políticas expansivas dan siempre resultados positivos a corto plazo. Al contrario, las políticas de austeridad generan siempre necesariamente un cierto retraimiento de la economía a corto plazo, con la esperanza de que, mejorando la competitividad, se consiga un relanzamiento a medio o largo plazo.

Sorprende también que los defensores de estas estrategias «expansivas» no maticen en absoluto a qué se están refiriendo y defiendan, en nombre de supuestos principios «progresistas», las políticas expansivas del BCE que -al igual que en USA- han conseguido hasta ahora poco más que alimentar las cuentas de resultados de los grandes bancos. Es más, con frecuencia se limitan a exigir un incremento cuantitativo de dichas políticas, una expansión monetaria masiva por parte del BCE. Esta es, ni más ni menos, la política defendida por la gran banca europea y americana. Por supuesto, muy progresista.

La cuestión básica radica, probablemente, en la necesidad de precisar a qué nos estamos refiriendo cuando aludimos a políticas de crecimiento o políticas expansivas.

El endeudamiento público, la expansión en el gasto o la expansión monetaria son legítimos o no en función de a qué se destinen. Como hemos visto claramente durante los últimos años, la expansión del gasto o la expansión monetaria pueden ser un excelente instrumento para un mero trasvase masivo de recursos desde el conjunto de la población hacia la élite que controla -de una forma u otra- el destino de esos recursos. Durante estos años, clarísimamente, la gran banca.

La expansión a través del endeudamiento tiene sentido cuando es necesaria para atender una necesidad social de corto plazo si no va a haber problemas en devolver esa deuda a corto. O bien para su destino a inversiones en equipamiento productivo o tecnológico destinadas precisamente a una generación de recursos futura.

De forma similar, la expansión monetaria tiene sentido para su destino, por ejemplo, a la reanimación del crédito productivo. Esta es la razón fundamental que ha llevado a EKAI Center a proponer repetidamente que la expansión monetaria europea se canalice, en todo caso, a través del Banco Europeo de Inversiones, reservando al BCE exclusivamente la potestad de establecer las cuantías de dicha expansión.

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