Como receptores de sendas querellas impulsadas por UPN y el Gobierno de Navarra, concretamente de su ex consejero de Políticas Sociales, Sr. Pejenaute, y de su presidenta, Sra. Barcina, quisiéramos agradecer a la ciudadanía navarra su apoyo durante estos meses de lógica preocupación por parte de nuestros familiares y allegados, hasta el archivo de las mismas.

Nuestros sentimientos son contradictorios. Por un lado, alivio y tranquilidad para los cercanos a los afectados, y alegría por una victoria moral y política, llena de dignidad, que demuestra que nuestro trabajo ha sido honrado, eficaz, y modélico desde el punto de vista de la legalidad. Por otro, sentimos pena por este sistema democrático con terribles déficits estructurales: que una pequeña asociación como Kontuz (ahora con un enorme respaldo popular) haya tenido que «levantar esta polvareda que había debajo de la alfombra de la CAN», dice poco a favor de dicho sistema. ¿Dónde estaban sus herra- mientas de control como la Fiscalía General de Navarra, la Hacienda navarra, el Parlamento, algunos medios de comunicación? ¿Cómo es posible que los máximos responsables de la comunidad, entre otras cosas, reciban regalos y dinero de forma injustificada y que el tema se resuelva con la devolución? Como dice un amigo, «dimitir no es un nombre ruso».

Y también sentimos tristeza por el comportamiento de nuestra presidenta a la que desde el inicio de nuestra labor solo reclamamos «luz y taquígrafos». Yolanda Barcina parecía un animal político, pero no cumple con este oxímoron. Quien se vendía como artífice del bienestar navarro ha sido corresponsable en primer grado de la desaparición del principal instrumento financiero de nuestra comunidad. Y además ha demostrado un sectarismo hacia quienes hemos reclamado explicaciones y transparencia que no se corresponde con la estadista que la ciudadanía espera al frente de Navarra. Al mismo tiempo que devolvía el reloj y las dietas fruto de nuestra denuncia (pequeña victoria que nos anima a seguir), se ha dedicado a intentar desprestigiar al denunciante, Kontuz, que se ha convertido en su «bicha» particular, y a intentar amedrentarnos con una querella, la segunda de su gobierno, también contra nuestra asociación y contra mi persona, que le ayudó notablemente a ganar el congreso de su partido: UPN.

«Este cuento no se ha acabado». Todavía quedan muchas cosas por aclarar y responsabilidades por asumir.

El éxito de la movilización ciudadana y su solidaridad, que una vez más agradecemos, aportarán la verdad sobre lo ocurrido y determinarán el futuro de dirigentes como Yolanda Barcina.

Sra, todavía, Presidenta, ¡no culpe a Kontuz, sino a sus propias actuaciones!