crónica | música clásica
Una fiesta de estrenos
Mikel CHAMIZO
El concierto inaugural de la Semana de la Música Vasca, Musikaste, se convirtió en una fiesta de estrenos gracias a las cuatro obras que sonaron por primera vez entre los muros del auditorio del Errenteria Kulturgunea. Dos de ellas pertenecían al destacado compositor oñatiarra Félix Ibarrondo, residente en París, a quien estaba dedicado el concierto en el marco de las celebraciones de su 70 aniversario.
Junto a una tan compleja como intensa creación del 2007, «Izargi», que aún no había visto la luz, el Ensemble Espacio Sinkro recuperó dos fragmentos instrumentales de la primera obra del catálogo de Ibarrondo, «Aitaren etxea», basada en un texto de Gabriel Aresti. Muy diferente aún de lo que sería su paradigma sonoro de madurez, más cerebral y también más hedonista, esta obra de 1971, escrita por un Ibarrondo de 28 años, dejaba entrever ya su gran talla como compositor.
Los otros dos estrenos de la noche fueron casi antitéticos a la estética de Ibarrondo, especialmente «Reflejos de invierno» de Sofía Martínez, una ampliación para dos pianos y percusión de la pieza para piano solo que tanto llamó la atención en la pasada Quincena Musical. Construida a base de sonidos selectos y delicadísimos, muy cercana al silencio e impregnada de una hermosa aura poética, fue la más peculiar y, a su manera, también la más destacada de las piezas de la velada.
El cuarto estreno fue el de «Visions et plus» de Sergio Gutiérrez, también pianista del grupo, que rendía homenaje a Messiaen mediante una metamorfosis tímbrica entre los pianos y la percusión, particularmente las campanas. Tras la magistral «Laiotz» de Ramón Lazkano, el conjunto gasteiztarra, que enfrentó un auténtico tour de force interpretativo, finalizó el recital con la espectacular «Zatiketa» de Guillermo Lauzurica.