We are Warriors, rezaba la camiseta amarilla de los aficionados de los Golden State Warriors. No faltaron su bullicio ni su ánimo, pero los San Antonio Spurs fueron demasiado para los californianos, con Stephen Curry demasiado solo en esa batalla que se decidía en el sexto partido, por un global de 4-2. Los texanos, con sus interiores reinando en la primera mitad, terminaron de sellar su pase a la final de la Conferencia Oeste con el acierto final desde el triple. Cuatro lanzamientos más allá del arco, con Tony Parker como principal ejecutor, cerraron el definitivo 82-94.

Pero para llegar hasta el final, la expectación era máxima en una eliminatoria que ha visto fluctuaciones de todos los colores. Después de un mal quinto partido, Stephen Curry quiso resarcirse, y a fe que lo hizo con 22 tantos -aunque firmó un 2 de 8 en triples- y 6 asistencias. Pero a la hora de la verdad, solo el base reserva Jarret Jack, con 15 puntos, contribuyó en la batalla de los Warriors. Mientras, entre los Spurs todo el quinteto titular anotó 11 puntos o más, y además dominaban las facetas reboteadoreas -46 por 40- y las asistencias -27 a 18-. El clásico juego equilibrado de los de Gregg Popovich -«a la europea», según los analistas- volvió a causar estragos y a ser diferencial en este sexto choque.

Dinamita y explosión

Reza un adagio del basket -sobre todo en el mundo FIBA, donde menos espacios hay a causa de la inexistencia de la regla de los tres segundos defensivos en la zona- que afirma que las cargas de dinamita se ponen adentro y se hacen saltar desde fuera. Pues bien, en su partido ante los Warriors, San Antonio aplicó esa regla a rajatabla.

Primeros fueron Tim Duncan y Tiago Splitter los encargados de obtener las iniciales ventajas para los Spurs. Jugando al pick'n roll central, tanto el nacido en las Islas Vírgenes como el de Joinville lograban superar a un voluntarioso Bogut en el centro de la zona. Para más inri, Gary Neal y Matt Bonner aportaban minutos de calidad desde el banquillo para poner al frente a los de Popovich al descanso: 40-47. La renta no era mayor porque Curry ponía de su mano para evitar que el partido se rompiera de manera definitiva, sumando unos puntos que ningún otro compañero sumaba. Pero él sí, no en vano es el líder de una franquicia que siempre ha tenido líderes atípicos -en cuanto que físicamente frágil y no tan mediático como otros-.

Pero una vez vuelto de los vestuarios, los Warriors decidieron que la sangría interior debía parar. David Lee, pese a sus apuros físicos, y Carl Landry aportaron voluntad, unos pocos puntos y respiro para los de Oakland, que lograban mantenerse en el partido a pocos minutos del final, llegando a ponerse a dos puntos de la franquicia texana.

Parker decide la serie

La ilusión, empero, se convirtió en ansiedad para los Warriors, y esas prisas aconsejaron peor de lo que hubiera sido necesario. Mientras, la experiencia de los Spurs empezó a adquirir peso específico en el parqué. Y en esa tesitura, Tony Parker reclamó su espacio en la eliminatoria.

San Antonio sumó una carta de tiro fantástica desde más allá de los 7,25 metros en los últimos minutos: un 4 de 5 a la postre vital. Dos de esos triples fueron responsabilidad del base francés, que sumaría 13 puntos y 8 asistencias. Danny Green, que ocupó con maestría las esquinas y aprovechó a la perfección los regalos que Parker le mandaba, terminó de fundir las resistencias californianas con otros dos bombazos lejanos. La voluntad de remontada de Curry y Jarret Jack no fue suficiente.

Los Warriors claudicaban y San Antonio regresa a la final de la Conferencia Oeste, en la que se enfrentará a los Memphis Grizzlies. La plantilla texana fue el azote de los de Tennessee en sus primeras comparecencias en el play off pero, casualidades de la vida, los Grizzlies cosecharon en 2011 su primer gran éxito eliminando en la primera ronda de postemporada a los discípulos de Gregg Popovich. Fue una eliminatoria en la que Zach Randolph ofreció los mejores minutos de su carrera, mientras que los «ositos», que posteriormente caerían por 4-3 en una durísima semifinal ante Oklahoma City Thunder, daban las primeras pinceladas de su condición de equipo correoso e indomable. Tras un breve respiro, la final del Oeste promete emociones más que fuertes.