Todo proceso creativo se asemeja a un viaje y, como en cada viaje, el artista no es el mismo que inició aquella creación que avanza, se enriquece y progresa hasta no querer llegar nunca a su meta. Mucho de ello hay en el personal cuaderno de viaje, esbozado en lienzos teñidos de colores y emociones, que protagoniza el artista Keixeta en su último viaje-creación titulado «Zerrenda amaitu gabea», una serie de cuadros cuyo periplo se inició el pasado año en Zumaia con motivo del 75 aniversario del bombardeo de Gernika. «El origen de esta exposición era muy evidente y definido -recuerda Keixeta-. Es una representación pictórica, cimentada en el bombardeo de Gernika y que siempre tuve en mente mostrarla en la propia localidad».

Más allá de esta declaración de principios, «Zerrenda amaitu gabea» avanza en su pretensión de ser una mera muestra pictórica al uso tal y como nos descubre el propio creador. Según sus propias palabras, el artista pensó que las intenciones de esta propuesta quedarían mucho mejor cimentadas gracias a la colaboración del bertsolari Amets Arzallus. «Él se ha encargado de dotar a este conjunto de cuadros un matiz diferente con sus palabras», afirma Keixeta. En su opinión, la aportación de Arzallus no son simples versos basados en el bombardeo sino que parten de la idea de imaginar aquella villa en el caso de que no hubiera ocurrido esa masacre. Así, planteó los versos fueran a modo de diálogos compartidos por las gentes de Gernika durante aquel fatídico día de feria en el que se desencadenó la barbarie.

La inmediatez en la pintura

«Mi estilo se asemeja mucho a la explosión creativa e inmediata de los bertsolaris, por ese motivo mi labor con Amets Arzallus ha resultado tan fácil. Ambos nos compenetramos muy bien y gracias a sus versos, el visionado de los cuadros adquiere una dimensión diferente».

El eco de esta exposición que nació expresamente para Zumaia, provocó que los lienzos fueran colgados en Donostia y que ahora puedan verse en la propia Gernika, dentro de un itinerario que no quiere tener fin. Curiosamente, en este periplo hubo un punto de inflexión determinante cuando Keixeta decidió trasladarse a Gernika y quiso visitar el cementerio de la localidad. «Aquella visita resultó fundamental y propició que la exposición se alterará y adquiriera nuevos parámetros. Me sorprendí muchísimo cuando descubrí que en aquel cementerio no había nada relacionado con las víctimas del bombardeo. No había tumbas ni nada que les recordara. El propio enterrador corroboró esta apreciación y señalaba que al otro lado del muro del cementerio había una fosa común, nada más».

Todo se limitaba a eso, un silencio fúnebre y misterioso en el que el artista quiso profundizar «gracias a la labor de Aldaba Aldizkaria y Gernikazarra Historia Taldea, pude acceder a algunos nombres o identificaciones de los fallecidos. Las listas originales fueron destruidas por los fascistas y un silencio se apoderó de todo lo relacionado con las víctimas. Siempre se habla del bombardeo, pero... ¿y sus víctimas? Este episodio tan singular, del que nadie en la localidad parece no querer recordar, es muy similar a lo que acontece en otros muchos rincones de Euskal Herria. Por ello, decidí ampliar el número de cuadros. Realicé otros en los que además de incluir algunas variantes de las figuras iconográficos del cuadro de Picasso, añadí algunos de los nombres de estas víctimas. Por ese motivo, en el cuadro -siempre rodeando a la figura central- se pueden leer nombres o referencias como `Hombre Mayo S 7' o `Miliciano NN 141'. Esa visita al cementerio y lo que ocurrió con la lista de víctimas incompleta inspiró, además de nuevos cuadros, el título de la exposición».

De esta manera, y gracias a la invitación que el pintor Keixeta nos brinda, nos adentramos en un viaje que nos acerca a las entrañas silentes y dolorosas de un pasado que nunca debe ser olvidado.