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Histórico encuentro en la Casa Blanca entre Obama y el presidente birmano

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GARA | WASHINGTON

El presidente de Myanmar, Thein Sein, se reunió ayer en la Casa Blanca con su homólogo estadounidense, Barack Obama, en una histórica visita. Ningún presidente birmano había recibido honores de la Casa Blanca desde la visita del general Ne Win en 1966, bajo la presidencia de Lyndon Johnson, cuatro años después del golpe de Estado militar que sumió a Myanmar en décadas de aislamiento.

Obama, elogió el «liderazgo» de su homólogo birmano para llevar a su país «en una nueva dirección», mientras Sein dijo desear «el fin de las discriminaciones y la violencia étnica». Según fuentes de la Casa Blanca, «esta visita subraya el compromiso del presidente Obama de apoyar y asistir a los gobiernos que toman la importante decisión de adoptar reformas y pone de relieve el compromiso de EEUU de ayudar al pueblo birmano». También tenía por objetivo hablar de cómo generar «oportunidades económicas» en Myanmar y del papel de Washington en esa tarea.

A Sein, ex general y ex primer ministro de la junta que asumió la jefatura de Estado en 2011, se le atribuye haber impulsado un influyente movimiento político que permitió la liberación de centenares de prisioneros políticos, el fin de la censura y el ingreso al Parlamento de la opositora Aung San Suu Kyi.

En setiembre pasado viajó a EEUU para acudir a la Asamblea General de la ONU en Nueva York, donde también se entrevistó con la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, aunque no visitó Washington. En noviembre, Obama se convirtió en el primer presidente de EEUU en viajar a Myanmar durante una gira asiática en la que se reunió con él y con la principal dirigente opositora, Aung San Suu Kyi, entre otros.

Liberación de presos políticos

A pesar de los avances, el país afronta importantes desafíos y problemas como el conflicto con las minorías étnicas y los recientes enfrentamientos entre budistas y la comunidad musulmana de los rohingya, una de las perseguidas del mundo, según la ONU. En vísperas de su viaje a Estados Unidos, Sein aprobó una amnistía que permitirá al menos a 15 presos políticos salir de la cárcel.

No obstante, los activistas denuncian que todavía permanecen encarcelados cientos de personas por motivos políticos y que el Gobierno solo les pone en libertad cuando quiere hacer un gesto diplomático. «Cualquier liberación es bienvenida pero, tras dos años de reformas, la gente se pregunta por qué cientos de presos políticos siguen entre rejas», declaró el miembro de la ONG Burma Campaign UK, Wai Hnin. En un editorial publicado el fin de semana, «The Washington Post» esta visita debe «celebrar el progreso» en Myanmar, pero también «estimular aún más el cambio necesario».

«Es necesario encontrar un equilibro que reconozca los avances mientras se sigue teniendo en cuenta que Birmania tiene un largo camino por recorrer antes de ser una verdadera democracia», insistió el rotativo estadounidense.

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