El informe hecho público ayer por el Observatorio para el desarrollo socio-económico Gaindegia pone de relieve la realidad dramática del paro juvenil en Euskal Herria: es casi el doble que el de la Unión Europea. Entre los jóvenes de 15 y 24 años alcanza el 40% (23% en la UE), con un incremento interanual del 8% (el más alto), y entre los jóvenes de 25 y 34 años casi llega al 19%, seis puntos por encima de la media europea. Estos datos reflejan que la juventud vasca es el colectivo de toda la población activa con mayor vulnerabilidad al paro, un fenómeno este ya crónico y que todo lo corroe, probablemente la enfermedad más nociva de la sociedad vasca que, además de cambiar el rumbo de la vida y marcar de forma indeleble el carácter de toda una generación de jóvenes vascos, tiene implicaciones que condicionan seriamente el futuro y la viabilidad de este país.

A falta de estrategias integradas y exhaustivas que combinen políticas educativas y de formación con políticas laborales para los jóvenes, la inactividad de estos tiene un costo enorme: la sociedad vasca pierde la inversión en educación, no se reciben las aportaciones necesarias para el sistema de seguridad social, más gastos en servicios de apoyo y, sobre todo, pérdida de esperanza de trabajar y lograr una vida digna y decente en Euskal Herria. Retrato de una «D-generación» que puede llevar al país al abismo.