La división en el seno de la coalición de Gobierno de la República Checa ha sido evidenciada por el enfrentamiento verbal entre el primer ministro, Petr Necas, y el titular de Finanzas, Miroslav Kalousek, que el viernes cuestionó abiertamente la utilidad de lo que el jefe del Ejecutivo calificó de «contrato del siglo», en referencia al proyecto de ampliación de la central nuclear de Temelin.

La elección del ganador de la licitación, estimada entre ocho y doce mil millones de euros, se espera para otoño de este año, mientras que la entrada en funcionamiento de las dos nuevas unidades en Temelin está oficialmente programada para 2025.

«Para firmar algo de esta envergadura, debo estar seguro de que la inversión será rentable», declaró Kalousek al diario económico «Hospodarske Noviny». «Y no estoy en absoluto seguro», agregó el ministro al explicar que el proyecto ha sido «calculado sobre la base de precios de la energía mucho más elevados que el nivel actual».

Lanzado por el grupo energético CEZ, controlado por el Estado, la licitación en Temelin coincide con importantes incertidumbres en el sector energético en Europa, marcadas por el futuro del mercado de carbono, la explotación del gas de esquisto y la energía renovable.

Necas, gran defensor del proyecto, respondió de inmediato asegurando que el país no podría «prescindir de la energía nuclear», y calificó de «decisión estratégica» la ampliación de Temelin, en la medida en que las plantas de carbón podrían ser cerradas en 2020 bajo el reglamento comunitario.

«Hay una gran diferencia entre un contable y un hombre de Estado», señaló Necas en referencia a Kalousek, quien, sin inmutarse, respondió que «cuando la tasa garantizada es el doble del precio de mercado, el hombre de Estado se convierte en megalómano».

Una opinión que es compartida por analistas como Ales Michl, de la banca Raiffeisenbank, quien considera razonable posponer el proyecto.

La polémica entre Necas y Kalousek se enmarca en las tensiones entre los dos principales partidos de la derecha checa, ODS y TOP 09, que a un año de las elecciones legislativas podrían inclinar la balanza hacia la izquierda.

«Si no se asegura la rentabilidad, la construcción difícilmente podrá comenzar», afirmó el líder de TOP 09, el ministro de Exteriores, Karel Schwarzenberg.

«Aunque Industria se niega a confirmarlo oficialmente, cada vez más expertos sugieren que los políticos estudian la posibilidad de aplazar el proyecto al menos varios meses», constató el semanario checo «Respekt».