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CRíTICA | teatro

Carrera final

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Carlos GIL

Casi nada es lo que parece. Tiene todas las claves de una comedia, pero se convierte en una tragedia. Parece un texto cargado de chistecitos y tópicos y termina siendo un alegato sobre la convivencia familiar desde la visión de dos mujeres. El tono ligero del inicio se nos presenta más como una estrategia que sirve para conducir a los espectadores por una historia repleta de guiños y trucos narrativos, pero que se sustenta en un discurso final demoledor, aunque los espectadores poco acostumbrados a estos cambios bruscos de orientación sigan confundidos y se rían de parlamentos y confesiones que ponen los pelos de punta.

La taxista y la señora catalana pequeño burguesa que coinciden en un viaje hacia ese fin del mundo en un taxi ilegal nos van desgranando su visión terrorífica de las relaciones humanas, una noción algo esperpéntica de la violencia doméstica, de los celos, del honor, de la vida cotidiana y simple que pasa de ser una cosa menor, una trama de sospechas, hasta convertirse en un drama superlativo, llevando lo que en un principio parece una comedieta de situación con mujeres algo alteradas, a un territorio mucho más fértil, la tragi-comedia, o la comedia trágica, porque al final el humor, las risas, las provoca el relato de dos asesinatos múltiples, pero no de índole casual, sino que ambas mujeres matan a sus respectivos maridos y una a su madre y la otra a su hermana. Casi nada.

Huyen, trasladan pruebas de sus acciones, andan por una carretera sin salida, sin retorno camino de la carrera final. Pero no aparece la moralina. Ni el juicio. Simplemente las motivaciones. El autor maneja bien los tiempos, el desarrollo de la historia, los personajes están construidos con los elementos necesarios para esas trans- formaciones. El director no estorba, sino que acompaña, utilizando una escueta pero eficaz escenografía bien iluminada y las dos actrices están espléndidas en sus roles. Esconden, amagan, usan de su tirón televisivo para meter en la cesta a los espectadores y darles la puntilla final, colocarles ante esa cruel realidad, ante ese retrato de una sociedad desquiciada. Y si persisten las risas entre el público, es porque hay que hacérselo mirar. Social y teatralmente.

Ficha

Obra: »Fisterra».

Autor: Ferran González.

Intérpretes: Eva Hache, Ángeles Martín.

Escenografía y vestuario: Ana Garay.

Iluminación: Carlos Alzueta.

Dirección: Víctor Conde.

Producción: Entrecajas.

Lugar y fecha: Teatro Campos Elíseos (Bilbo)

31-05-13.

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