Esta semana un periódico de Madrid ha concedido una notable importancia, ya que se acompañaba de fotografía, al hecho de que el jefe de tráfico en Santander sea un guardia civil que mató a dos miembros de ETA y detuvo a un tercero en el curso del conflicto vasco. Quizá tenga importancia esa información que llega a las páginas del periódico sin que esté avalada por un suceso actual que revista la más mínima significación. Pero yo no veo esa importancia. Es lo que me llevó a formularme uno de mis habituales interrogantes con los que trato de entender el mundo subterráneo que manipula al mundo epidérmico ¿Qué tiene de relevante, periodísticamente hablando, que un guardia civil haya matado a dos personas, supongo que en un encuentro armado in illo tempore? Es más, en otro tiempo más caliente no se hubiera publicado la fotografía de ese guardia civil en nombre de su seguridad ¿Y por qué ahora se divulga la foto? Un fiscal dice -aunque esta afirmación no es correcto emitirla desde su cargo- que ETA sigue activa, aunque el Ministerio del Interior, regido por ese demócrata cristiano de luces confusas que es el Sr. Fernández, ha aclarado que su departamento no tiene noticias sobre esa actividad. Pues bien, no entiendo que en este maremagnum informativo se dé la foto de un agente del primer cuerpo de represión que hay en España. Incluso en otro tiempo se hubiera dicho por los integristas españoles que esa foto equivalía a señalar un blanco ¿Se tratará de una provocación por si algún miembro de ETA se calienta por su cuenta, como ha insinuado el fiscal? ¿Pero es tan necesario para la política española que ETA reaparezca en orden de batalla? Yo no creo que ETA pique, pero ambas noticias están ahí. Y yo me pregunto....