La defensa de un parque deriva en protestas contra el Gobierno turco y violentos incidentes
Una protesta de carácter medioambiental en defensa de un pequeño parque de Estambul donde se quiere construir un centro comercial derivó en una gran movilización contra el Gobierno de Erdogan que se extendió por el país y violentos incidentes que llegaron hasta Ankara.
GARA |
Los manifestantes parecen haber ganado una batalla al Gobierno en Estambul. Lo que comenzó como una movilización en defensa de uno de los pocos espacios verdes del centro de la ciudad, el parque Gezi -junto a la simbólica plaza Taksim-, frente a la especulación urbanística derivó en una protesta contra el Ejecutivo islamista de Recep Tayyip Erdogan, al que acusan de «dictatorial» y de querer «islamizar« la sociedad turca, y finalizó con violentos enfrentamientos con la Policía que no acabaron hasta que esta se retiró y dejó la plaza en manos de los manifestantes.
El Gobierno se vio obligado a hacer concesiones ayer, en el segundo día de los violentos enfrentamientos originados por el desalojo policial del parque Gezi, ocupado por cientos de activistas desde tres días antes, y optó por retirar a la Policía, que se había empleado con fuerza, utilizando gases lacrimógenos y agua a presión contra los manifestantes, que celebraron la victoria con bailes y cantando la Internacional.
Hasta los años 40 en el parque había un cuartel militar construido en el siglo XVIII por el Imperio Otomano y ahora el Ayuntamiento, en manos del AKP de Erdogan, quiere reconstruir el edificio y acondicionar el espacio para que acoja cafeterías, un museo y un centro comercial. Las obras, que prevén arrasar por completo el parque y sus 600 árboles, son impulsadas en el marco de la remodelación de la plaza Taksim, pero sus críticos denuncian que las autoridades no han contado nunca con la opinión de los vecinos y que el proyecto fue rechazado por la comisión municipal, que solo autorizó construir un túnel bajo la plaza.
Las protestas, de dimensiones nunca vistas desde la llegada al poder del AKP en 2002, comenzaron el viernes por la noche y continuaron ayer por la mañana, extendiéndose a Izmir, Antalya y Ankara, donde miles de personas ocuparon la céntrica plaza de Kizilay -vetada desde hace 30 años a las manifestaciones políticas- y se produjeron también choques entre policías y manifestantes, que reclamaban la renuncia del «dictador», hasta la retirada de los primeros.
Las movilizaciones, a las que se sumaron el Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el Partido Paz y Democracia (BDP), reunieron a un amplio abanico de personas de todas las tendencias políticas.
Erdogan calificó las protestas, a las que se sumaron el Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el Partido Paz y Democracia (BDP), de «ideológicas» para «conquistar Estambul» y advirtió de que no cedería, al tiempo que aseguró que seguirá adelante con el proyecto de urbanizar el parque Gezi. «La oposición puede reunir a cien mil personas en el lugar, pero con mi partido puedo reunir a un millón», subrayó.
El ministro del Interior turco, Muammer Güler, informó ayer de que se habían efectuado 939 detenciones en las más de 90 manifestaciones que se celebrado durante toda la jornada sábado en Turquía para protestar contra la represión de los manifestantes de la plaza Taksim de Estambul.
El Gobierno sirio criticó la «ilógica represión de las protestas pacíficas» en Turquía por parte del primer ministro, Recep Tayip Erdogan, quien, dijo, «dirige su país de manera terrorista». El ministro sirio de Información, Omran el Zubi, afirmó que «el pueblo turco hermano no merece esta barbaridad».