CRíTICA: «Mi gran aventura sexual»
Lecciones prácticas para funcionar en la cama
Mikel INSAUSTI
Una comedia independiente canadiense, cuyo visionado provoca reacciones contradictorias. En la parte positiva está el hecho de que es mucho más explícita sexualmente que la mayoría de pacatas comedias de Hollywood, y cuando hay que mostrar determinadas partes del cuerpo humano, por exigencias del guión, no recurre a cortes, ni a elipsis, ni a objetos del decorado estratégicamente dispuestos ante el objetivo de la cámara. En el debe habremos de colocar su falta de transgresión, aunque parezca paradójico. El guión del también actor principal Jonas Chernick cae constantemente en el lugar común del aprendizaje sexual, sin descubrir nada nuevo en la teoría y en la práctica.
Para una vez que el protagonista es adulto, se le trata como a un adolescente al que hay que enseñarle todo sobre el contacto íntimo con las mujeres, empezando desde cero, porque resulta ser un completo «nerd». Responde al prototipo de provinciano que marcha a la gran ciudad para adquirir conocimientos y mejorar su funcionamiento en la cama, en un trayecto que va de Winnipeg a Toronto. No lo hace por vicio, sino forzado por la necesidad de recuperar a su novia, que le ha abandonado al sentirse insatisfecha. A falta de otros recursos, saca partido a su condición de contable para llegar a un trato con la joven stripper encargada de su instrucción eróticofestiva: él la ayudará a ponerse al día con el fisco a cambio de que ella le convierta en un adiestrado amante.
Será una tarea muy difícil, debido a que nuestro hombre arrastra una pesada carga de complejos sexuales, los cuales le producen una disfunción física, por no decir eréctil. «Mi gran aventura sexual» ridiculiza al género masculino en su sicología acomplejada, con una consecución de escenas humillantes para el tardío principiante. Así, por ejemplo, para familiarizarse con el sexo oral hace un simulacro de «cunnilingus» con una sandía abierta por la mitad. Da igual, puesto que al fin y al cabo el desenlace se va a encargar de recordarnos que han sido los torpes pasos para completar el romance colateral entre maestra y alumno.