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De la protesta local a un heterogéneo hartazgo contra el islamismo turco

La protesta contra una operación urbanística en la emblemática plaza Taksim de Estambul se ha convertido en un movimiento heterogéneo contra el Gobierno islamista del AKP, en el poder desde 2002. Los manifestantes insisten en que es el comienzo de una «Primavera turca» mientras el Ejecutivo combina el palo (represión policial) y la zanahoria (llamadas a la calma), consciente del deterioro de la imagen de la actualmente pujante Turquía en el mundo.

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GARA | ESTAMBUL

Varias ciudades turcas vivieron entre el domingo y el lunes la cuarta madrugada de protestas iniciadas con motivo de la operación urbanística en una plaza céntrica de Estambul.

La protesta tuvo su origen en el proyecto de demolición de una zona verde en pleno casco histórico (con cientos de árboles centenarios) y de construcción de un complejo comercial, incluida una mezquita y una réplica de un cuartel otomano, en el parque Gezi de la plaza Taksim, que, para más inri, alberga una estatua en homenaje al padre de la Turquía moderna, Mustapha Kemal Atattürk.

Organizaciones de izquierda y sectores ecologistas han denunciado que el proyecto no sería sino un pelotazo urbanístico del que se beneficiaría el entorno del primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, con la ayuda financiera de su aliado, Qatar.

No obstante, lo que en circunstancias normales sería un escándalo circunscribible al ámbito local, aunque fuera de una ciudad como la capital histórica de Turquía, se extendió en los últimos días como la pólvora a otras ciudades, entre ellas la capital política, Ankara, Izmir, en el oeste del país, Adana (sur) y en Gaziantep (sudeste).

Coincide además otros proyectos de indudable impacto medioamiental como el de un nuevo puente-túnel sobre el Bósforo, en la misma Estambul, y con un actividad gubernamental islamista que, tras once años en el poder, sigue introduciendo, siquiera paso a paso, su agenda. El último movimiento ha sido la decisión de restringir el consumo de alcohol, prohibiendo la apertura de bares a una distancia determinada de colegios e institutos.

Determinación opositora

Portavoces de los manifestantes mostraron ayer su determinación de proseguir con las protestas. Una calma relativa pareció retornar al país en las primeras horas de ayer, primer día de trabajo desde los primeros enfrentamientos de entidad del viernes en la megalópolis estambuleña de 15-20 millones de habitantes. «Esto se ha concertido en un movimiento contra el Gobierno, que se inmiscuye cada vez más en nuestra vida privada». explicaba Hami, que participó en Ankara en una nutrida cacerolada nocturna.

Por contra, el primer ministro, Erdogan, lanzó un mensaje de tranquilidad manteniendo una gira que le llevara a varios países del norte de África. Antes de embarcar en el avión que le trasladó a Marruecos, el jefe de Gobierno islamista y antiguo alcalde de Estambul insistió en que «seguimos firmes» y lanzó un llamamiento a sus partidarios: «Estad tranquilos, que esto no va a ir a más (...) El país responderá a este desafío en las elecciones», añadió, en referencia a los comicios locales de 2014. Seguro de su fuerza electoral -en las últimas elecciones generales el AKP logró más de un 50% de los votos-, Erdogan señaló que «si es cierto que, como dicen, tenemos prácticas antidemocráticas, nuestra nación nos castigará».

«Una mano extranjera»

En una reacción habitual en casi todos los gobiernos del mundo, Erdogan no dudó en tildar a los manifestantes de «extremistas» y aireó la manida tesis de una eventual injerencia extranjera.

«Nuestros servicios de inteligencia están trabajando en ello. Por el momento no se pueden revelar nombres, pero hemos tenido reuniones con los responsables», añadió en declaraciones al diario «Hurriyet».

Erdogan respondió a las peticiones de contención lanzadas desde países como EEUU, Alemania y otros de la UE. «Quienes nos aconsejan moderación deberían ser moderados ellos mismos en primer lugar«, señaló, para insistir en la teoría conspirativa. Así, insistió en que el país ya vive una Primavera Turca y que no cederá «ante quienes quieren convertirla en un invierno». Recordó así los buenos datos macroeconómicos del país y el incremento de la renta per capita (ha llegado a unos 8.000 euros), «lo que ha provocado envidias».

Finalmente, acusó a la principal formación opositora, el kemalista y socialdemócrata CGHP, de instigar las protestas tras perder las últimas elecciones, y le acusó de que «siempre ha estado en contacto con grupos extremistas».

Las imágenes y los reportes desde el país confirman que estamos ante unas protestas lideradas inicialmente por sectores izquierdistas-ecologistas pero a las que se ha sumado prácticamente todo el arco opositor en el Estado turco, desde los nostálgicos de Atattürk hasta jóvenes militantes de extrema derecha e incluso inmigrantes kurdos seguidores del independentista BDP, sin olvidar a sectores que reivindican, legítimamente, el laicismo frente a la islamización de la sociedad.

El presidente contemporiza

Más conciliador, el presidente turco, Abdullah Güll, apeló ayer a los manifestantes a la calma asumiendo, una vez más, un papel complementario (una suerte de policía bueno) frente al perfil agresivo de Erdogan, quien la víspera aseguraba que «unos alborotadores no van a conseguir que demos marcha atrás en la construcción de una mezquita».

Gül matizó señalando que «una democracia no significa únicamente ganar en unas elecciones (...) Es totalmente natural y legítimo mostrar opiniones diferentes (...) pero a través de manifestaciones pacíficas», señaló el presidente, quien añadió que «los mensajes de buena voluntad (de los manifestantes) han sido bien recibidos». En la misma línea, el viceprimer ministro, Bülent Arinc, apostó por el diálogo «antes que tirar gases a la gente».

Pero Erdogan replicó ayer que «no sé qué ha dicho el presidente, pero para mí la democracia se expresa a través de las urnas». El influyente ministro de Exteriores y artífice del neotomanismo del Gobierno turco, Ahmet Davutoglu, advirtió el domingo de que «las manifestaciones afectarán a la imagen de nuestro país en el mundo».

Ese aperturismo contrataba con el empleo de gas lacrimógeno por parte de la Policía turca contra cientos de manifestantes que intentaban ayer congregarse en la céntrica plaza Kizilay de Ankara. Algunas calles de la capital política y económica turca seguían bloqueadas por barricadas, al igual que hicieron estudiantes de dos universidades con la carretera principal desde la localidad de Eskosehuir.

Muerto tras ser atropellado

La Unión de Médicos Turcos informó de la muerte el domingo de un manifestante atropellado por un coche que no se detuvo en la rivera asiática de Estambul, concretamente en el distrito de Pendik. El joven, Mehmet Ayvalitas, era militante de una organización de izquierdas y con él son ya tres -o cuatro según los distintos balances- los muertos en el marco de la represión de las protestas. En cuanto a los heridos, mientras organizaciones no gubernamentales elevan la cifra a 1.700, el Ministerio del Interior ofrece un recuento de 58 civiles y de 115 policías heridos durante las 235 manifestaciones censadas por fuentes gubernamentales en 67 localidades de Turquía.

Tras una tregua de unas horas, volvieron los enfrentamientos a Ankara y a Estambul, y las granadas lacrimógenas y cañones de agua frente a las piedras de los manifestantes.

Damasco insta a Erdogan a dimitir

Damasco saborea su venganza y los medios públicos usan irónicamente el mismo vocabulario que el de Ankara contra el presidente al-Assad, al acusar al primer ministro Erdogan de «aterrorizar» a la población y al describir las protestas como «la verdadera Primavera».

El Ministerio sirio de Exteriores ha «aconsejado» a los sirios no viajar a Turquía «por el deterioro de la situación de seguridad». Más de 400.000 sirios estçan refugiados en el sur del Estado turco.

La televisión pública, que siempre ha minimizado las manifestaciones en Siria, cubre en continuo las protestas en Turquía e insiste en que piden la dimisión de Erdogan. «Usted debe dimitir si respeta realmente la democracia», señalaba un experto sirio en la cadena pública «al-Ijbariya». «Es una revolución de verdad porque ni Qatar ni Israel están implicados», insiste.

Damasco ha pedido a Ankara «liberar a todos los presos de conciencia». «Tras cientos de declaraciones criticando a Siria, el primer ministro ha autorizado una fuerza excesiva y salvaje contra miles de manifestantes pacíficos», resume el diario «Al Watan». GARA

choques con el pkk

Un militar turco resultó herido durante un tiroteo con guerrilleros del PKK en la frontera entre Turquía e Irak (Kurdistán Norte), en el primer incidente de este tipo desde el inicio del aiálogo en enero entre el Gobierno y el líder kurdo, Abdullah Oçalan

la bolsa cae

El selectivo de la Bolsa de Estambul concluyó la sesión con un histórico desplome del 10,47%, la mayor caída del indicador en una sola jornada desde 2003. «En 30 segundos, las compañías turcas han reducido su valor en 20.000 millones de euros», señaló un diario económico.

HUELGAS

Las principales universidades turcas han anunciado el aplazamiento de los exámenes de fin de curso. La Confederación de Sindicatos de Trabajadores Públicos, que agrupa a 11 sindicatos con 240.000 afiliados, ha llamado a dos días de huelga a partir de mañana.

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