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Arantza Santesteban Historialaria

Cuestión de patriarcado

Solo hace falta utilizar un mínimo de lucidez mental para entender que tras el hecho en cuestión no subyace ningún arrebato o incipiente locura, y que la evidencia está ahí para quien la quiera ver

Después de estar trabajando casi todo el día, anteayer me senté en el sofá a malcomer y a echar una dormidera de esas que luego le permiten a una funcionar lo que queda de tarde. Hice algo que habitualmente no suelo hacer pero resulta que me dio el punto y, que sé yo, lo hice. Me puse el lamentable programa de Klaudio Landa como sonido de fondo para dormir. Sí, ya lo sé, gran error. En esas estaba cuando escuché el siguiente titular de la sección de uno de los debates: Perfil de un psicópata. Puag, casi vomito.

Era la frase elegida que pretendía tratar el asesinato machista de dos trabajadoras del sexo migrantes en Bilbo a manos de un maestro de las artes marciales. En realidad, una se sigue poniendo de muy mala leche cuando asiste a eslóganes tan hirientes como este. Y ya sé que no se puede esperar demasiado de un medio de comunicación que se encarga de abastecer de contenidos y conceptos las mentes de la mediana sociológica de este país. Desde esos mismos medios se cronifica el patriarcado, entre otras cosas, mostrándolo como lo normal, lo habitual y el marco en el que nos tenemos que mover, con pequeños ajustes sí, pero dejando ver qué es lo que hay.

Aun sabiéndolo, casi vomito. Además del mencionado titular salió un exalumno del gimnasio que regentaba el agresor a contar que era una persona muy normal y, cómo no, que él nunca hubiera imaginado que pudiera hacer algo así. Y ahí estaban algunos tertulianos, rebanándose los sesos e intentando descubrir cuál era la tara cognitiva que el citado sujeto tendría a la hora de cometer unos hechos como estos; un posible tumor que alterase sus capacidades, algún tipo de obsesión...

La mala leche fue en aumento y a la búsqueda de fuentes más fiables recurrí a la revista online Pikara. Como siempre, y de forma muy acertada, se planteaba que no se trata solo de informar sobre crímenes machistas, sino de informar ofreciendo herramientas que nos permitan entender de qué manera se reproducen las relaciones de poder patriarcales que posibilitan la violencia contra las mujeres.

Y es que tan solo hace falta utilizar un milímetro de lucidez mental para entender que tras el hecho en cuestión no subyace ningún arrebato o incipiente locura, y que la evidencia está ahí para quien la quiera ver; no se le ocurrió cargarse a otros dos hombres blancos y de su misma posición social. No, lo hizó contra dos mujeres, trabajadoras del sexo y migrantes. Es ahí, justo ahí, donde se pone de manifiesto la relación de poder por la cual suceden actos como este contra mujeres que además están en una clara situación de desigualdad social.

Merecemos una información mejor. Solo así podremos contextualizar hechos como estos y dejar de especular sobre este tipo de violencia contra las mujeres como si se tratase de un espectáculo morboso. Solo así podremos concienciar a la sociedad en general sobre las cuestiones que subyacen tras este tipo de violencia. Y en este punto la cuestión es más que clara, es una cuestión de patriarcado.

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