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ANÁLISIS | INSTITUCIÓN PARA IPAR EUSKAL HERRIA

Otra «PSeudosolución» de París

Después del inédito consenso concitado por la Colectividad Territorial de estatus específico se observaba con interés si París daría, por fin, una respuesta clara. La maniobra de la senadora Espagnac, además de abrir una brecha en la unidad, no es una opción apropiada.

Arantxa MANTEROLA

Se esperaba que las últimas iniciativas de la Coordinadora Territorial forzasen una respuesta clara de París, aunque, a tenor de los mensajes que han transcendido últimamente, desde luego, no sería en el sentido positivo.

Las declaraciones de Manuel Valls, de los pocos que dice niet sin pelos en la lengua; las experimentaciones mencionadas por la diputada Colette Capdevielle; las presiones del senador socialista y presidente del Consejo General de Pau, Georges Labazé, para que el territorio vasco no se desgaje del departamento; el incumplimiento por parte de la ministra para la Descentralización Marylise Lebranchu de su promesa de venir a Ipar Euskal Herria para trabajar con los agentes locales posibles soluciones o las afirmaciones por los bajines de algunos electos socialistas de que el gobierno no aceptaría constituir una Colectividad Territorial Específica (CTE), dejan entrever lo que, desde hace ya dos siglos, es evidente: París no quiere reconocer una entidad propia y diferenciada a Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa.

La inesperada iniciativa de la senadora Frédérique Espagnac proponiendo la creación de un Polo para la Ordenación y Cooperación (POC) en el complejo debate sobre la ley de Descentralización que acaba de abordar el Senado, aparte de crear sorpresa, comprensiones e incomprensiones, ha puesto sobre la mesa una posible salida al entuerto que tanto preocupa a las gentes del territorio vasco y, seguramente, menos a París.

De hecho, se dice que no era tan inesperada, que algunos estaban al corriente, que es mejor eso a nada como lo afirmó Christine Bessonart, presidenta del Biltzar de Alcaldes, que es una opción que cuenta con el beneplácito de Lebranchu por lo que cuenta el consejero regional Frantxua Maitia...

De todos modos, está por ver si la enmienda de Espagnac prospera. Es probable que sea votada, en primera instancia, esta semana. Si superase esa primera etapa, todavía le quedaría mucho recorrido para ser incluida en dicha ley. Y si finalmente lo consiguiese, según insisten la mayoría de las fuerzas vivas de Ipar Euskal Herria, no sería más que una nueva «pseudosolución», ya que esa opción institucional ya fue descartada por no ser un dispositivo adaptado a los retos a los que se enfrenta el territorio vasco y porque su funcionamiento resulta extremadamente complicado.

Se crearía, además, otra capa en el «mil hojas» institucional, algo que, precisamente, busca simplificar la reforma territorial.

Sea como fuere, lo cierto es que la propuesta de POC planteada por la senadora del PS ha abierto una brecha en la postura cuasi unánime conseguida tras muchos meses de trabajo y debate respecto a la CTE.

Cabe preguntarse si el termómetro de París habrá medido bien los efectos de la enésima negativa a la demanda de Ipar Euskal Herria. El tiempo lo dirá. Pero lo que es evidente es que, esté quien esté en el gobierno, la République mantiene vigente su regla de oro tal como lo apuntaba hace unos días el periodista Michel Feltin-Palas en France Info: «Seguir atando en corto y desvalorizando la cultura de las regiones con personalidad demasiado afirmada porque crear una colectividad sobre una base identitaria es, intrínsecamente, contrario a la filosofía y, sobre todo, a los intereses del Estado».

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