Mikel INSAUSTI

Con esfuerzo nos hemos ido aprendiendo los nombres de los influyentes realizadores coreanos, porque ellos mandan en el cine de autor, ya sea en Asia o a nivel internacional. Y a veces se nos olvida la importancia de una industria preparada para competir también en la cartelera comercial, donde ahora mismo ocupa el lugar de privilegio que en los 70 tuvo Hong Kong. Choi Dong-hoon es el campeón en la taquilla de Corea, título honorífico que ha logrado en el 2012 con «El gran golpe». Ya estuvo a punto de conseguirlo seis años atrás con «Tazza»: The High Rollers», un thriller ambientado en el mundo del jugo nacional del hwatu, pero Bong Jong-ho le arrebató el número uno con su genial creación fantástica «The Host».

«El gran golpe» vendió 14 millones de entradas en un país de 50 millones de habitantes, gracias al dominio sin igual que exhibe Choi Dong-hoon de la comedia de acción. En su anterior «Woochi, cazador de demonios» el humor se hacía con el protagonismo absoluto de lo que se supone que era una historia de magia y viajes en el tiempo. Da igual el tema o la época que trate, porque la acción embromada le puede y las persecuciones acaban siendo tan divertidas como las de «El mundo está loco, loco, loco».

En su nueva realización se nota más el modelo occidental a seguir, siendo el de las heist movies, en la versión actualizada que Steven Soderbergh hizo en «Ocean's Eleven» del clásico «La cuadrilla de los once». Pero aún así, «Dodookdeul» sigue siendo una película al gusto coreano, dada su duración de dos horas y quince minutos, algo a lo que el público occidental no está acostumbrado en una comedia de robos. Su verdadero localismo asoma, sin embargo, a través de los diálogos, que ponen de relieve las diferencias culturales entre coreanos y chinos, ya que la banda está compuesta por integrantes de ambas nacionalidades que se lanzan puyas los unos a los otros.

La duración tampoco es tanta, considerando que la narración empieza con la ejecución minuciosa de un espectacular atraco del lado coreano, para luego pasar al gran golpe del título que conjuntamente darán en un casino de Macao.