Preparando las maletas para sus vacaciones y en vísperas de un examen de inglés, el fino futbolista rojillo nos atiende con el buen regusto que se le quedó tras su sobresaliente encuentro en el Bernabéu -gol incluido- y con la vista puesta en descansar lo máximo posible y aligerar la cabeza tras una campaña exigente.

¿Qué balance realiza de su actuación particular en la recién finalizada temporada?

Se me ha hecho bastante larga porque cuando llega el fin de semana quieres jugar y no he tenido los minutos que pensaba. Ahora quiero olvidarme un poco del fútbol, cargar pilas y descansar la cabeza porque le das muchas vueltas al coco sobre si eres válido, ya que no te ves partícipe de los éxitos del equipo. De todos modos, estoy satisfecho por lo que he hecho durante los minutos que he jugado.

¿Por qué confiaba en tener más presencia en el equipo?

Aun siendo el primer año con la plantilla de Primera, me he visto a buen nivel en los entrenamientos, con la confianza de que podía dar la talla al igual que mis compañeros, lo cierto es que tenía puestas bastantes más esperanzas. Lo importante, en cualquier caso, es que nos hemos salvado, hay que mirar por el grupo por encima de lo individual.

Mendilibar le ha colocado por la izquierda. No son pocos los que dicen que rendiría mejor por detrás del delantero.

Es verdad que prácticamente durante toda mi carrera deportiva he jugado ahí y, quieras que no, es donde más cómodo estoy, pero poco a poco me he ido haciendo a la banda y he jugado a gusto en dicha posición. Recibes bastante más balón y estás menos marcado que en el centro.

Hay un sentimiento generalizado de que, al igual que Manu Onwu, no ha dispuesto de suficientes oportunidades.

Bueno, eso ha estado motivado porque la temporada comenzó regular tirando a mal y lo más normal es que el entrenador confíe en los más veteranos, en la gente que ya sabe cómo va a responder en Primera. Si la campaña hubiese ido mejor desde el inicio, quizás hubiésemos dispuesto de más ocasiones.

Por lo menos, pudo finalizar con un muy buen sabor de boca. Un golazo y un gran partido en el Bernabéu. ¿Cree que ello aumentará la confianza de Mendilibar en sus posibilidades?

Ese encuentro me ha hecho irme de vacaciones muy contento, confiando en mí más que nunca, me ha venido muy bien. Sí que pienso que, de cara al año que viene, puede que me dé más posibilidades, pero todavía no he hablado con el club, así que no sé qué pasará.

¿Aceptaría una cesión, por ejemplo a un conjunto de Segunda, a condición de que tenga más opciones de jugar?

Tengo que ser consecuente con los minutos que he disputado. No voy a ser tan tonto para pensar que seré parte importante de Osasuna el próximo año, cuando he jugado tan poco. Cuando hable con el club, veré qué me dicen, pero creo que lo más lógico es que me ofrezcan una cesión. Si tengo que salir a préstamo, con toda la ilusión y ganas del mundo a aprovecharlo. Tengo que fijarme en el caso de Oier, es uno de los ejemplos más claros, si me va la mitad de bien que a él no me importaría.

Haciendo un poco de autocrítica, ¿qué cree que le falta todavía para consolidarse en Primera?

Tengo que mejorar un montón de cosas, como el físico, y otros detalles que tienen los veteranos. Creo que eso se consigue a base de partidos y minutos, estoy confiado en que en un futuro puedo ser un buen jugador para Osasuna.

¿Qué diferencias más importantes ha encontrado entre manejarse en Primera y formar parte del Promesas?

El nivel de exigencia de los entrenamientos es mucho mayor y el ritmo que le ponen los compañeros no se parece ni de lejos al del filial. En lo que sí se parecen es en que todo el mundo trata de ayudarte y que el ambiente es muy familiar, hay bromas cuando la situación lo requiere.