Aznar cabalga de nuevo, pero no en un alazán del rancho de su íntimo George W. Bush, ni siquiera en el Rayo del Líder que le regalara Muamar Gadafi, sino en su oratoria, en otro intento de reconducir la deriva de Mariano Rajoy para salvar a España.

Así resumía «El País» la conferencia que el expresidente español ofreció anteayer en el Club Siglo XXI: «Aznar exige a Rajoy que aproveche sus votos con reformas de `alta intensidad'» y que deje claro que «no está abierta la discusión sobre la nación española», algo que también resaltaba «La Gaceta», aunque este lo hacía en portada, bajo un titular que no dejaba lugar a la duda: «Aznar insta a Rajoy a reformar el Estado». Y, casualidad, las cosas que dijo José Mari en la conferencia «coinciden con lo que tantas veces hemos dicho en estas páginas».

«El Mundo» iba más allá e incluía candidato a las elecciones: «Aznar presenta su programa». Titulaba su editorial «O lo hace Rajoy o tendrá que intentarlo él» (¿Y quién es «él»...? Solo hay dos posibilidades, que sea Pedro J. o que sea Aznar, pero tratándose del dictado de Pedro J., se reducen a una sola), y aseguraba que hizo «un análisis de extraordinaria lucidez acerca de los desafíos que afronta España». Pero que no cunda el pánico, pues «no fue el suyo un discurso áspero ni lanzado contra el Gobierno», ni sus palabras «las de alguien que se notó que quiere conquistar el poder», sino, atención, «las de quien, desde la autoridad moral y el rigor intelectual pretende repasar con el lápiz las líneas desdibujadas por las que se comprometió a transitar su partido». Así que ya sabe Rajoy qué tiene que hacer, y es posible que lo haga, porque «La presencia entre los asistentes de Sáenz de Santamaría parece un buen síntoma, en el sentido de que el Gobierno no se cierra en banda a las insoslayables propuestas de Aznar». Es que, de lo contrario, «Si la legislatura sigue por la senda del reformismo de baja intensidad y del negacionismo de la crisis política, Aznar debería ser consecuente con su compromiso e intentar volver a ser él quien aplicara su programa». Y Aznar estará pensando: «no se les puede dejar solos».

«Abc» no contemplaba esa posibilidad, pues «El Gobierno tiende puentes con Aznar», y hablaba de «cierre de filas en el PP» y transmitía buen rollito. Lo mismo que «La Razón», para quien existe «Un solo PP», en el que para Marhuenda Rajoy es lo lo que Aznar para Pedro J.