Avances y carencias en un proyecto serio
Iñigo Urkullu presentó ayer el «Plan de Paz y Convivencia 2013-2016», al objeto de que tras ser sometido al contraste de los grupos parlamentarios pueda ser aprobado definitivamente el próximo mes de octubre. El lehendakari desgranó un proyecto con tres grandes apartados y dieciocho líneas de actuación, y expuso la posibilidad de alcanzar, de forma paralela, sendos «microacuerdos» con la mirada puesta en el pasado, en el presente y en el futuro. Se trata, salta a la vista, de un texto trabajado, que contiene algunos elementos importantes que desgraciadamente habían sido sistemáticamente relegados en otras iniciativas institucionales del mismo tenor, como por ejemplo la elaboración de un mapa sobre la vulneración de todos los derechos humanos en el último medio siglo, así como un informe sobre la tortura.
Puede colegirse de lo trasladado en Lehendakaritza que estamos ante un intento sincero de fijar un suelo común en el que cimentar el nuevo tiempo aunque, desde luego, se trata de un trabajo de parte que deberá estar abierto a las aportaciones del resto de formaciones. No puede pasarse por alto, asimismo, que este proyecto tiene como escenario referencial el cese de las actividades armadas de ETA, cuando operaciones como la desarrollada ayer por la Guardia Civil, detenciones como las practicadas por la Ertzaintza en Donostia y Ondarroa y decisiones judiciales como las adoptadas en torno al «caso Bateragune» o el juicio contra cuarenta militantes de la izquierda abertzale -fijado para el mismo mes en que debe ser aprobado el Plan- dejan claro que la realidad violenta del Estado no ha cambiado un ápice. Esto también deberá ser tenido en cuenta si se pretende alcanzar un marco real de paz y convivencia.
Por otra parte, un objetivo tan ambicioso no puede pasar por alto cuáles han sido las causas de un conflicto que ha originado tanto dolor, pues centrarse solo en las consecuencias no es garantía de que ese sufrimiento no se vuelva a reproducir. Con todo, será la voluntad de alcanzar acuerdos, o la falta de ella, la que determine el futuro de un Plan que marca posición.