El Ibex logró terminar por encima de los 8.000 puntos, pese a fijar un mínimo intradía de 7.980 puntos. Cuando todo parecía favorable a tratar de remontar desde el nivel de los 8.200 puntos, los acontecimientos hicieron que el Ibex hincara la rodilla desde primera hora. Este batacazo tenía motivos sobrados, tanto dentro del Estado español como en el exterior. Para empezar, la prima de riesgo y la rentabilidad del bono se disparaban hasta niveles desconocidos desde abril. En el primer caso llegaba a superar los 310 puntos; y en el segundo, traspasaba el 4,70%, aunque al final cedió algo de impulso, al igual que sucedió con el diferencial del bono alemán. Además, la pinza formada por la decisión del Banco de Japón de no ampliar, por ahora, sus medidas de flexibilización monetaria y la inquietud ante la decisión del Tribunal Constitucional alemán sobre el programa de compra de deuda soberana del BCE aniquilaron cualquier reacción positiva de los mercados. En este contexto, el Ibex peleó con éxito en la recta final para recuperar los 8.000 puntos. Aún así, bajó un 1,68%, hasta los 8.089,30 puntos, por lo que ya cae un 0,96% en el año. El rojo también se adueñó de los cierres de París (-1,39%), Fráncfort (-1,03%) y Londres (-0,94%). Estos tres índices, a diferencia del Ibex, todavía presentan balances anuales positivos. El valor más castigado del día fue IAG (-4,26%). Por detrás acabaron Mapfre, OHL, Popular, FCC, con recortes superiores al 3%, mientras que Iberdrola, Inditex, Santander y BBVA bajaron más de un 2%. En París, Legrand (-4,14%) y Renault (-4,09%) fueron los peores.