China lanzó ayer desde la base de Jiuquan, en el desierto de Gobi, su más ambiciosa y larga misión espacial tripulada, la quinta, en el año en el que el país celebra el décimo aniversario de estos viajes espaciales. El programa espacial chino se convirtió hace una década en el tercero capaz de lanzar astronautas al espacio exterior, tras EEUU y Rusia, y aunque lo hizo con cuatro décadas de retraso se está desarrollando con rapidez.

El cohete propulsor Larga Marcha, que transporta la cápsula Shenzhou X, con Wang Yaping, la segunda mujer china que viaja al espacio, Zhang Xiaoguang y Nie Haishen en su interior, despegó a las 9.38 GMT, en presencia del presidente chino, Xi Jinping.

La misión china permanecerá en el espacio 15 días para realizar varios experimentos y reparaciones en el laboratorio espacial Tiangong I, que orbita alrededor de la Tierra. Mero entrenamiento ya que este laboratorio pronto dejará de estar activo y será sustituido por otro más avanzado, de cara a la creación, hacia 2020, de la primera estación espacial permanente china en el espacio.

Este año dejará de funcionar la Estación Espacial Internacional, en la que Pekín intentó participar sin éxito por la oposición de EEUU, por lo que en la próxima década China podría ser el único en contar con esa infraestructura.