Martxelo Díaz Periodista
A la CHE le crecen los enanos
Bajan revueltas las aguas para la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Su presidente, Xavier de Pedro, no levanta cabeza y es incapaz de cerrar alguno de los múltiples frentes que tiene abiertos.
Por si no llevara un año aciago, la riada del domingo pasado ha puesto en cuestión su actuación en el desembalse de Eugi, que contribuyó a empeorar una situación que en Iruñea también gestionaron tremendamente mal Enrique Maya y su equipo.
Los agricultores de la UAGN están también que trinan con la CHE porque no ha arreglado las motas que protegen los campos del sur navarro de las avenidas del Ebro. ¿O la idea es que el río se sobre en Castejón para que no llegue crecido a Zaragoza? No hay que descartarlo.
En el entorno de Esa, la preocupación también crece por momentos ante la evidencia de que los deslizamientos de las laderas han puesto en riesgo a las poblaciones situadas aguas abajo de la presa. Los vecinos de las urbanizaciones Lasaitasuna y El Inglés, desalojados en febrero todavía no saben cuándo volverán a sus casas. El Estado paga su alquiler, pero elude cualquier responsabilidad, pasando la pelota al Ayuntamiento. ¡Y encima la CHE dice a los vecinos que no se puede desembalsar Esa porque el agua sujeta la ladera! Puede parecer que a la CHE le crecen los enanos y que, como dice De Pedro, la naturaleza es imprevisible y de vez en cuando da un susto.
Pero cuando las cosas se hacen mal, suelen acabar mal. Tras cinco décadas, a los alcaldes de aguas abajo de Esa les han dado un plan de emergencia. Suena bien, pero la tranquilidad se acaba cuando resulta que el famoso plan consiste en que cada alcalde tiene que organizar un plan de evacuación por si pasa algo. ¿Hacia dónde? Para todo lo alto. ¿Con qué recursos? Con los del propio ayuntamiento ahogado por los recortes. El plan es poco más que un folleto que dice, al mismo tiempo, que no hay que usar el móvil para no colapsar las líneas y que hay que llevar el teléfono encima. El domingo avisaron a los alcaldes de la riada cuando el pico ya había pasado sus pueblos. ¡Y luego se extrañarán de que les lluevan las críticas!