Pogromo antichií en venganza por el avance militar de Damasco
Siria se hunde en una sucesión de matanzas. La última, la perpetrada por rebeldes armados islamistas, enfurecidos sin duda por los éxitos militares de Damasco, y que arrasaron con una barriada chií en la provincia oriental de Deir Ezzor. El Ejército sirio prosigue con su ofensiva hacia Homs (centro) y Occidente tiembla ante un desenlace final de esta cruenta guerra civil.
GARA | DAMASCO
Rebeldes islamistas de confesión suní mataron a más de medio centenar de chiíes en la localidad de Hatlah, en la provincia oriental de Deir Ezzor.
El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) aseguró que el asalto a la localidad habría sido en represalia por un ataque llevado a cabo por vecinos de la aldea contra un puesto de control de los rebeldes, que se había saldado con dos guerrilleros muertos.
El OSDH aseguró que la mayoría de las víctimas chiíes serían milicianos leales al presidente Bashar al-Assad recientemente armados por el régimen para participar en la ofensiva general contra la rebelión armada.
No obstante, el visionado de los vídeos suministrados por esta asociación opositora hacía temer lo peor, y grupos de civiles chiíes de Hatlah huyeron a las localidades vecinas.
Uno de ellos muestra a una docena de hombres armados en el exterior de una casa de la que sale humo. «Dios es grande. Todas las casas de los chiíes han sido incendiadas (...) he aquí los combatientes de la yihad (guerra santa) celebrando su entrada en las casas chiíes infieles», señala el hombre que filma la escena. En un segundo vídeo, los asaltantes se identifican como la brigada Al-Sadeq al-Amine. Otro grupo de hombres armados aparece en el interior de otra casa mostrando un cadáver desfigurado y ensagrentado. «Aquí están los chiíes, aquí llega vuestro final, perros», indica el hombre que sujeta la cámara.
«¡Suníes, ayudad a vuestra comunidad!», implora otro ante la cámara, con una cinta negra en la cabeza en la que se inscribe su profesión de fe. Siria es un país con mayoría suní gobernado desde hace 40 años por el clan Al-Assad, de profesión alauíta (chií) pero en nombre de una ideología panárabe (el Baath) que cuenta con apoyos tanto entre una minoría suní como de cristianos y drusos.
Sigue la ofensiva
El Ejército sirio regular, fortalecido por la conquista de Qusseir, proseguía su avance con el objetivo de conquistar la ciudad de Homs (centro).
Los soldados intentaban controlar la zona de Wadi Sayeh, infestada de francotiradores rebeldes, lo que les facilitaría una entrada a los barrios de Jaldiye y de la Parte Vieja de Homs, asediados desde hace más de un año. El diario progubernamental «Al-Watan» incluyó en la ofensiva a varias localidades periféricas de Hama, otra ciudad con fuerte presencia rebelde.
En un intento de prepararse ante la ofensiva contra Alepo, los rebeldes armados sirios han accedido a firmar una tregua con las Unidades de Defensa del Pueblo del Kurdistán Oeste (YPG), que mantienen el control de vastas zonas en las provincias de Hasaka e incluso de Alepo. Los rebeldes reconocen al YPG como «única autoridad legítima» en esas zonas.
El Ejército libanés amenazó con una respuesta «inmediata» tras el ataque de un helicóptero militar sirio contra la localidad fronteriza de Aarsal, cuyos vecinos, de confesión suní, apoyan abiertamente a los rebeldes sirios y les facilitan el paso de hombres y armas al otro lado de la frontera. El ataque, «una violación» según el mano militar libanés, dejó al menos dos heridos.
La localidad, que ha acogido a decenas de heridos y de huidos tras al retirada rebelde de Qusseir, había sido objeto de ataques con morteros contra su extrarradio. Pero es la primera vez que el centro de la localidad es atacado por un helicóptero. GARA
El jefe de los servicios de Inteligencia de Israel (Mossad), Tamir Pardo, que se entrevistó el lunes con su homólogo turco, Hakan Fidanha, ha solicitado un encuentro con el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, para hablar sobre el conflicto sirio y el papel de Irán.
La incontestable iniciativa militar del Ejército sirio y las muestras de debilidad de los rebeldes armados han relanzado el debate sobre el rearme de estos últimos.
Washington, París, Londres, Ankara, Ryad... las reuniones y las llamadas telefónicas se multiplican. «Hay que parar la ofensiva contra Alepo», señaló tajante el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, quien apostó por bloquear el apoyo de Irán y del libanés Hizbulah.
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, ha retrasado una nueva gira a Oriente Próximo para concentrarse en la cuestión siria y recibió ayer en Washington a su homólogo británico, William Hague.
Fabius telefoneó ayer a Kerry y aHague, y también al ministro de exteriores turco, Ahmet Davutoglu. El lunes se encontró con su homólogo saudí, el príncipe Saud al-Faisal.
Barack Obama ha instado esta semana a su equipo de Seguridad Nacional que «examine todas las opciones posibles, excepto una intervención terrestre», para ayudar a los rebeldes armados.
París ha señalado que el acuerdo que prorrogaba hasta el 1 de agosto el final del embargo de armas a los rebeldes «no es vinculante», acercando su postura a la de Gran Bretaña.
El sábado está prevista una reunión en Turquía con el jefe militar de la oposición en el exilio, Salim Idriss.
Fuentes occidentales aseguran disponer de una buena cartografía de los grupos rebeldes testada tras envíos de ayuda humanitaria y médica. Con ella aspiran a evitar que las armas caigan en manos de yihadistas.
«Es necesario reequilibrar la guerra», señaló Fabius. «Si no, no habrá conferencia de paz», llegó a colegir y a vincular. GARA