La consejera de Transportes del Gobierno de Lakua, Ana Oregi, reconoció ayer el aplazamiento del tramo del TAV entre Donostia e Irun y asumió que Madrid no tiene previsto desarrollar una nueva línea tal y como figuraba en el proyecto original de la «Y vasca». Oregi realizó estas declaraciones durante una visita al puerto de Baiona en la que incidió en que el tercer raíl -la solución que preconiza ahora el Gobierno español- es la única alternativa. Una circunstancia similar a la de las conexiones del tramo entre Iruñea y Castejón, financiado por el Gobierno de Nafarroa pero que quedará aislado en su salida hacia la CAV y hacia Zaragoza.

«Estamos en conversaciones con el Gobierno español para llevar a cabo el trabajo. Nos centramos en la mejora de la trayectoria con la instalación de un tercer carril para ajustarnos a las normas europeas. Esto, ciertamente, no es la solución ideal, pero dada la actual coyuntura, no tenemos otra opción», afirmó la consejera. De este modo, la nueva vía prevista en el plan inicial del TAV queda aplazada aunque no se renuncia al proyecto, que ha generado un fuerte rechazo social. En este sentido, Oregi insistió en que Lakua no lo da por «enterrado», aunque tuvo que asumir que la alternativa, el tercer raíl en el trazado actual de Renfe, constituye una solución «de transición» que podría alargarse durante varios años.

«Situación real»

La provisionalidad es también el argumento al que se aferra el PP para defender el tercer raíl en las conexiones del tramo Iruñea-Castejón con la CAV y Zaragoza. Así lo dejó claro ayer en el Congreso español el diputado José Cruz Pérez Lapazarán durante su intervención por una moción presentada por Uxue Barkos. En la misma línea que lo apuntado hace una semana por la ministra española de Fomento, Ana Pastor, Lapazarán insistió en que el proyecto del PP sigue siendo la alta velocidad y todas las conexiones del proyecto original. Eso sí, adaptándose a la «situación económica real».

Las dificultades económicas de Madrid y de Adif, la empresa pública encargada de las obras, han puesto en cuestión la línea de alta velocidad en Nafarroa. Por el momento, los 70 kilómetros que unen Iruñea con Castejón son los únicos que están en desarrollo, ya que es el Gobierno foral el encargado de adelantar el coste de las obras, a la espera de que Madrid lo devuelva en dos años. Pese a las dudas surgidas, Pérez Lapazarán insistió en que el Estado financiará por completo la obra.

La moción presentada por Barkos fue enmendada por PP, PSOE, IU y UPyD. La portavoz de Geroa Bai no aceptó ninguno de los textos alternativos, por lo que hoy se votará el original. En su intervención, Barkos remarcó que todos los grupos coinciden en rechazar el convenio suscrito en 2010 entre José Blanco, entonces ministro de Fomento por el PSOE, y Miguel Sanz, que era presidente de Nafarroa. «Era en sus términos económicos un mal convenio, un convenio que castigaba y castiga en estos momentos a los ciudadanos de Navarra, que es económicamente no solo no ventajoso, sino que penaliza sin necesidad alguna», manifestó.

Renegociación

Por este motivo, la diputada abogó por renegociar el acuerdo entre Madrid e Iruñea y priorizar la conexión con la «Y vasca». Previsiblemente, su propuesta será rechazada, ya que hasta el momento únicamente PNV y CiU han anunciado su apoyo.

Tanto PP como PSOE coincidieron en apoyar el TAV. Mientras que los primeros responsabilizaron al anterior Ejecutivo español por la firma del convenio, Juan Moscoso consideró que la alternativa del tercer raíl, que es la que se baraja ante la imposibilidad económica de afrontar la obra, «aislaría» a Nafarroa del resto de la red ferroviaria. IU, por su parte, calificó el proyecto de «derroche» y consideró que la alta velocidad «no tenía antes ni ahora ninguna justificación».