Imanol Intziarte Periodista
Los problemas de conducir solo
Cada cual tiene sus filias y sus fobias, sus manías, sus hábitos y sus costumbres. Cosas que, como se dice vulgarmente, nos dan mal rollo. ¿Por qué? Pues muchas veces tampoco podemos dar una explicación racional.
Ni falta que hace.
No lo necesitamos. Algo no nos gusta, y punto. Nos vale con que los demás respeten, o hagan como que respetan, esas peculiaridades. Y en ocasiones es a nosotros a los que no nos queda más remedio que aguantarnos.
Es lo que tiene viajar en coche sin compañía, que a uno le da por pensar, aunque sea en tonterías. Yo lo comparto con ustedes, quizás haya alguien que diga «pues a mí me pasa lo mismo».
Que sepa que no está solo.
El caso es que volvía hace unos días a Donostia por la N-I y a la altura de Beasain alguien había dejado varios ramos de flores en la mediana. En memoria de las víctimas de algún accidente de tráfico, supongo. Y volví a sentir ese bajón que me causan los ramos de flores «formales», con su envoltorio de plástico y su lazo, cuando están relacionados con la muerte. Me pasa casi a diario cuando circulo en bici por el paseo de Bizkaia paralelo al Urumea y a la altura del parque de Araba.
Es la suma de ambos factores, porque no tengo nada contra las flores. Son un bonito detalle cuando se entregan al ganador de una prueba ciclista, por ejemplo. Pero me resultan fuera de lugar cuando las veo entre las rocas del Peine del Viento después de que se hayan aventado las cenizas de alguna persona. Si están sueltas no, solo en ramo. Con plástico y lazo.
Que nadie me entienda mal, no pretendo abrir un debate entre favorables y contrarios. Ser minoría absolutísima no cambiaría mi sensación. No es cuestión de tener o no tener razón, ni de criticar una determinada costumbre. Ya he dejado claro desde el principio que se trata de una paranoia personal. El caso es que estamos a viernes y me doy cuenta de que me ha salido una columna bastante lúgubre. No pretendía amargarles el fin de semana. Es lo que tiene conducir solo, que a veces nos da por pensar en cosas raras.